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Actualizado: 6 de junio de 2025
Estaba ya en el redondel el tercer toro y duraba aún la ovación a Gallardo, como si el público no hubiese salido de su asombro, como si todo lo que pudiera ocurrir en el resto de la corrida careciese de valor. Los otros toreros, pálidos de envidia profesional, se esforzaban por atraerse la atención del público.
Sería, pues, preciso tener la facultad de recibir en nuestra casa al joven con quien pudiéramos casarnos y llegar así por el conocimiento al amor. Pero esto está terminantemente prohibido. Recibir jóvenes en una casa donde hay muchachas sin hermanos, sería exponerse a perder la buena reputación y atraerse toda clase de molestias mezcladas con las más estúpidas observaciones.
De aquí resulta que el pueblo argentino es poeta por carácter, por naturaleza. ¿Ni cómo ha de dejar de serlo, cuando en medio de una tarde serena y apacible una nube torva y negra se levanta sin saber de dónde, se extiende sobre el cielo mientras se cruzan dos palabras, y de repente el estampido del trueno anuncia la tormenta que deja frío al viajero, y reteniendo el aliento por temor de atraerse un rayo de dos mil que caen en torno suyo?
¡Ah, madre! ¡cómo no lo he de amar, después de todo lo que ha hecho por nosotros! Es precisamente porque se ha conducido como un hijo admirable, que te pongo en guardia contra una inclinación que no es tal vez amor, sino un gran, un vivo reconocimiento; porque, desgraciadamente, no es cumpliendo su deber, como un hombre consigue atraerse el amor de una joven.
Gallardo, ansioso de atraerse la simpatía del público, iba de un lado a otro, y consiguió un gran aplauso tirando de la cola al toro para librar a un picador que estaba en el suelo, próximo a ser enganchado. Mientras banderilleaban, Gallardo, apoyado en la valla, paseaba su vista por los palcos. Debía estar en ellos doña Sol.
El mal que es preciso remover es el que nace de un gobierno que tiembla a la presencia de los hombres pensadores e ilustrados, y que para subsistir necesita alejarlos o matarlos, nace de un sistema que, reconcentrando en un solo hombre toda voluntad y toda acción, el bien que él no haga, porque no lo conciba, no lo pueda o no lo quiera, no se sienta nadie dispuesto a hacerlo por temor de atraerse las miradas suspicaces del tirano, o bien porque donde no hay libertad de obrar y pensar, el espíritu público se extingue, y el egoísmo que se reconcentra en nosotros mismos ahoga todo sentimiento de interés por los demás.
El cuerpo de Bomberos obsequió con una recepción al valiente militar, que ha sabido con exquisito tacto atraerse la confianza y las simpatías de toda esta comarca, que vé en él á su heroico defensor. Lacoste ha enviado varias cartas á las personas alzadas, recomendándoles vuelvan á la legalidad, pues la protesta armada ha degenerado en guerra y ésta ha fracasado.
Mientras me hallaba así, todo perplejo, pensando, entre otras cosas, que acaso esa letra habría sido uno de los adornos de que hacían uso los blancos para atraerse la atención de los indios, me la puse casualmente sobre el pecho.
La joven permaneció mucho tiempo abstraída en la contemplación del paisaje. De vez en cuando miraba hacia el puente colgante, como si pretendiera reconocer á alguien de los que pasaban la ría. Creyó por un momento ver algo blanco que se agitaba en la plataforma: tal vez un pañuelo que le saludaba con cierta discreción como temeroso de atraerse la curiosidad de la gente.
No más que diez y siete primaveras tenía el mozo, y ya traía revueltas las faldas del lugar, sin que él hiciera nada por atraerse el cariño de las chicas.
Palabra del Dia
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