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Actualizado: 15 de julio de 2025


Fuera del edificio estaba toda la servidumbre, aterrada aún por la tempestuosa explosión de cólera del Hombre-Montaña. Muchos de los atletas semidesnudos se aproximaron á Flimnap con los brazos en alto. ¡No entre, doctor! gritabanLe va á matar! Vió también á un grupo de hembras membrudas y malencaradas, reconociéndolas como pertenecientes á la policía.

Se verá que el liberalismo se mata á mismo; que los más exaltados de sus secuaces devoran á los más prudentes. ¿Qué ha de hacer la Patria aterrada en presencia de este horror? Renegar del liberalismo, facilitar el santo propósito del Rey de restablecer el antiguo sistema. El golpe está muy bien preparado: una parte de los liberales arde en deseo de aniquilar á la otra parte.

La tertulia de Elena quedó estupefacta y aterrada. La composición estaba escrita con talento y esto mismo la hacía aún más aterradora. Muchos se despidieron inmediatamente; otros quedaron haciendo comentarios en voz baja, poco halagüeños para el poeta. Elena, cuyo miedo infantil a la muerte era proverbial en la familia, se sintió indispuesta a los pocos momentos.

Pero yo le eché una mirada tan furibunda que la pobre mujer, aterrada, cambió instantáneamente de expresión, y con la viveza y la astucia que caracterizan a andaluzas, dijo con perfecta naturalidad: Uté dispense, señorito... Le había confundío con don Celipe el inpetor del taller de pitiyo.

Padre, por amor de Dios dijo Nazaria aterrada por las palabras del clérigo . No me caliente la cabeza. Estoy esta tarde que si me acercan a la lumbre, ardo. El mal que padezco.... , ya que padeces un mal insufrible. ¿Pero de qué proviene ese mal? Proviene de tus infames vicios, de la glotonería primero, de la cólera después y de otros grandes y deplorables pecados.

El padre entró a verme; se sentó a la cabecera de mi cama, y después de algunos lugares comunes, empezó a hablarme de amor como un galán cualquiera. Me hizo una declaración. Yo estaba aterrada y escandalizada.

Hoy han cambiado mis ideas. Con mis pretensiones al estudio de mis semejantes, mis alas se desarrollan y se ensanchan y pido conocer el mundo, la vida, las solteronas... y qué yo cuántas cosas... En una palabra, la abuela está un poco asustada al ver tal actividad intelectual. Espero, Magdalena, que no te vas a volver una cerebral gime aterrada.

Una verdadera flota lo ocupaba todas las noches, sin espacio apenas para moverse; pero con el aumento de barcas había venido la carencia de pesca. Las redes sólo sacaban algas o pez menudo; morralla de la que se deshace en la sartén. Los atunes habían tomado este año otro camino, y nadie conseguía izar uno sobre su barca. Rufina estaba aterrada por esta situación.

Amparo se asió a , y me miró pálida, aterrada, anhelante. Mustafá gruñía dolorosamente. Venía Amparo en el mayor desorden: deshecho el peinado; una de sus manos envuelta en un pañuelo.

PANTOJA. Una pena... que me aflige más por ser yo quien he de causártela. Bien quisiera; pero no puede ser. ELECTRA. ¡Oh! ya estoy aterrada. PANTOJA. Por Dios, déjame hablar... no seas tan viva... Hija mía, yo no hablo mal de nadie, ni aun de los que me aborrecen. Máximo es bueno, trabajador, inteligentísimo... ¿Qué más quieres? Así, así.

Palabra del Dia

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