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Actualizado: 30 de abril de 2025
Anoche me despedí de usted desde las puertas del Seminario conciliar de la diócesis de Pilares. Ahora, le invito a entrar conmigo. Doce añitos de estancia; pero, no se asuste usted. Comprimiremos estos años hasta dejarlos reducidos al volumen de un cuarto de hora.
Quiero mucho á aquella dama me dijo ; quiero ir á casa de aquella dama... y yo resistí, porque aunque yo no era asustadizo, me asusté... me asusté porque vi á dónde me llevaría la necesidad de halagar á su alteza para no perder su favor... y me vi obligado á ceder... hizo el diablo que el príncipe viese otras dos veces en el mismo coliseo á doña Ana, y ya fué imposible resistir á su voluntad... me hubiera arrojado de sí, si me hubiese negado.
¿Cómo a techo?... Sí, Fermín, no se asuste usted. A techo... en la casa del leñador que usted no conoce; es una cabaña rústica, que el Marqués se hizo construir con cañas y césped allá arriba, en lo más espeso del monte.... El Magistral no quiso oír más. Salió con un paraguas bajo el brazo y dejó caer el otro a los pies de don Víctor.
Aurora volvió en sí exhalando gemidos. «No es nada, tía dijo Samaniego . No se asuste usted... Una leve contusión, y el susto correspondiente... ¿Pero no se calla esa salvaje?... A la prevención, a la prevención...». Dejarla; que se vaya... murmuró Aurora con los ojos cerrados. A la cárcel gritaba ronca doña Casta.
Es preciso que usted piense de otro modo y deseche esas ideas.... Pero digo que me olvidé de rezar ... por.... ¿Qué ha olvidado usted? le dijo Clara. Me olvidé de rezar dos Padre nuestros por el sobrino de nuestro buen amigo don Elías. Jesús; ¿Qué le ha pasado? ¿Qué es de él? exclamó vivamente Clara sin poderse contener. No se asuste, hermana, que no ha muerto contestó fríamente la devota.
Es, exactamente, a 2.200 años de distancia, el mismo razonamiento en virtud del cual los gobernantes modernos subvencionan al cura para que asuste al pueblo con patrañas y no van a misa porque entienden que ese insano régimen del miedo crónico por peligros imaginarios, que no es bueno para las personas ilustradas, es bueno para los ignorantes.
Cuando hubo terminado la declaración, el juez le dijo: Señora, no se asuste usted. Me veo en la precisión de dejarla a usted detenida. La infeliz mujer, al escuchar estas palabras, cayó desmayada. Después vertió un torrente de lágrimas y protestó con tan sentidas palabras de su inocencia que logró conmover a los que presenciaban la escena. Se la trasladó a la cárcel de mujeres.
873 Sin dificultá ninguna rezaba todito el día, y a la noche no podía ni con un trabajo inmenso; es por eso que yo pienso que alguno me tentaría. 874 Una noche de tormenta vi a la parda y me entró chucho; los ojos -me asusté mucho- eran como refocilo: al nombrar a San Camilo, le dije San Camilucho.
Lo natural es que el tal infierno nos asuste y que para no tenerle nosotros procuremos creer cuanto hay que creer, sin meternos en averiguaciones ni en honduras.
Me volví á palacio, pero estaban las puertas cerradas, y me vi obligado á meterme con el cofre y con mis gentes en donde mis gentes me entraron, en una muy mala casa, señor, donde me dieron un jergón muy malo, y pasé una muy mala noche y luego me hicieron pagar un muy buen precio... desdichas y más desdichas... y cuando creía que iba á descansar, he aquí que me prenden en nombre del Santo Oficio, y me asusté, señor, porque sin que os ofendáis, el nombre del Santo Oficio mete miedo, y me entran y me encierran en vuestra celda.
Palabra del Dia
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