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Actualizado: 22 de mayo de 2025
Lo que mejor caracterizaba al duque era el ardiente deseo de ver satisfecha una aspiración constante de su vida, una exigencia de su imaginación que participaba de la seriedad de la ambición y la ridiculez del capricho: ser senador. Y si además de ser senador pudiera serlo de por vida... ¡Senador vitalicio!
Favor, propiciación, excepción, protección, gracia, preferencia, predilección, pugnan contra lo que debe ser Dios, contra el Ideal de la civilización, contra la suprema aspiración de la humanidad: la Justicia. Funestos resultados
Y cosa rara! lo que preocupa á los paisanos al ceder á esa corriente de concentracion, no es en realidad la aspiracion clara y precisa á mejorar de condicion adquiriendo mas bienestar positivo.
Entre la entonación con que había pronunciado el padre Aliaga la primera vez aquel nombre de mujer, y la entonación con que le había pronunciado la segunda, había la misma diferencia que puede existir entre un recuerdo dulce y tranquilo y una aspiración desesperada.
Cuando usted me habló de ella, cuando me dijo usted cuáles eran las preciosas y raras dotes de su persona y de su corazón, comprendí que en ella se encarnaba la aspiración de mi juventud, que esa era la hermana que jamás he podido consolarme de no encontrar a mi lado en las horas de alegría como en las de tristeza.
De ella debe extraerla el artista, escogiendo lo mejor y apartando lo feo; pero, aun dada esta operación de extraer, la belleza no se crea, sino se encarna e individualiza en una forma sensible. La aspiración del artista y del poeta es lo ideal, pero ideal que debe ser individual al mismo tiempo. El fin del arte es representar el todo en uno, y expresar lo infinito en forma finita.
No; era purísimo y desinteresado afecto; sentimiento de profundo dolor que sólo parece traer desgracias, que sólo nace y vive para llorar, y que libre de sensuales impurezas es una eterna aspiración al cielo. Amaba yo a Angelina, la amaba con toda el alma, y no por hermosa, sino por buena y desgraciada.
Galba creía también sentir en su alma las secretas vibraciones de una aspiración superior que no podía satisfacer en el comercio del aguardiente y tabaco de que proveía a campesinos y mineros de los campamentos.
Pensaba en ella con agradecimiento, pero decíase que hubiera sido mejor no conocerla nunca, no haber abierto un libro, pasar del Hospicio al aprendizaje. Ahora sería oficial de albañil; su Feli le llevaría la cesta a la obra, como la llevaba su madre; comerían en una acera, en un paseo, sin otra aspiración que la alegría de satisfacer las necesidades del cuerpo.
El único que solía mostrar indicios de rebelión era el chiquitín. La Señana, en sus cortos alcances, no comprendía aquella aspiración diabólica a dejar de ser piedra. ¿Por ventura había existencia más feliz y ejemplar que la de los peñascos? No admitía, no, que fuera cambiada, ni aun por la de canto rodado. Y Señana amaba a sus hijos; ¡pero hay tantas maneras de amar!
Palabra del Dia
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