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Actualizado: 22 de mayo de 2025


Concluida la revista, Bettina, sin mucho apuro, quitose sus largos guantes de piel de Suecia, reemplazándolos por gruesos guantes de gamuza, sacados del bolsillo del carruaje. Luego se deslizó sobre el pescante en el asiento de Edwards, recibiendo de éste las riendas y el látigo con extrema destreza y sin que los caballos, muy excitados, tuviesen tiempo de apercibirse del cambio de mano.

Por fin no pudo resistir; colose dentro del ventorrillo, y tomando asiento junto a una de aquellas despintadas mesas, empezó a palmotear para que viniera el mozo, que era el mismo Tartera, un hombre gordísimo, con chaleco de Bayona y mandil de lanilla verde rayado de negro.

A las once de la noche, en el expreso París-Roma, el empleado procede á la operación de convertir en lechos el asiento y el respaldo del departamento que ocupo. Mientras golpea colchonetas y despliega sábanas, empieza á hablar con la verbosidad de un hombre condenado á largos silencios. Es un expansivo que necesita emitir sus ideas y sus preocupaciones.

"Tome el asiento real, Y con ceremonia igual Honraremos su persona." Vélez, El rey en su imaginación, 908-910. Libre y graciosamente, volvió sobre el propio tema en uno de los sonetos de Tomé de Burguillos: "La que venció desnuda, agora armada..."

En cuanto al macelo público don Rosendo se preguntaba con sorpresa cómo la villa podía consentir que existiese un foco de inmundicia como el actual, que era «un verdadero padrón de ignominia». Gabino Maza había estado escuchando con marcado desdén y disgusto desde su butaca, a cuantos habían hecho uso de la palabra. Revolvíase como si el asiento tuviese pinchos.

Ordenar y delirar son conceptos que se excluyen, excepto en la cabeza de los músicos, donde toda confusión tiene su natural asiento.

Aquí tiene usted para cubrirse mientras secamos sus ropas. Y ofrecía al barbero una bata magnífica de peluche azul, con grandes cascadas de encajes en el pecho y las mangas. Cupido se retorcía de risa en su asiento. ¡Pero qué gracioso era aquello!... ¿Iba él a vestirse con tal preciosidad? ¿Y sus patillas?... ¡Cómo reirían los de Alcira si le viesen!

Congosto me miró con ira, y tomando asiento, habló así: Dejemos a un lado esa cuestión. A su tiempo será tratada... Ahora vengo a decir a usted que se prepare a recibir a la señora condesa de Rumblar, que viene seguida de respetables personas para que le sirvan de testigos. ¡Dios mío! ¡La justicia en mi casa! Parece que lord Gray robó anoche a la señora doña Inesita, depositándola aquí.

El sitio es apacible y deleitoso, La gente muy lucida y muy galana, Por el ingles cosario y belicoso, En ronda suele andar cada mañana. Enfermo es el asiento y peligroso, Por el calor la gente no está sana, Mas viven á placer los lusitanos, Contentos, muy alegres, muy ufanos.

Luego que salió, ésta, que había estado contemplando con emoción reprimida el semblante descompuesto de su madrastra, conmovida por la bondad que respiraban todas sus palabras, se levantó del asiento y fué a arrodillarse delante de ella. Apoderóse de sus manos blancas y descarnadas y las besó con efusivo transporte de cariño.

Palabra del Dia

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