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Actualizado: 11 de octubre de 2025
No había aprendido ni en los libros ni en el teatro, el gran interés que se ha dado al adulterio, que por consiguiente no era a sus ojos sino una abominación, como lo era el asesinato. Jamás habría llegado a creer, si se lo hubiesen dicho, que estaba levantado en el mundo un estandarte, bajo el cual se proclamaba la emancipación de la mujer.
Una pastora, llamada Amaranta, cuyo esposo ha muerto, se enamora de otro pastor denominado Jacinto; pero como éste la desprecia por otra, lo acusa aquélla del asesinato de su esposo, para forzarlo á elegir entre su mano ó la muerte; el pastor permanece fiel á su amada en trance tan mortal, hasta que Amaranta, conmovida de su firmeza, retira la acusación.
La segunda parte de Las mocedades, que refiere las demás aventuras de la juventud del Cid, y los sucesos enlazados con ellas, como el asesinato del rey Don Sancho delante de Zamora, etc., se asemeja á la primera por el interés que excita, pero no en sus bellezas poéticas aisladas.
El Conde protesta vanamente no haber tenido jamás con la Infanta relaciones de tal especie; el Rey no hace caso de ellas, y repite sus órdenes. Enrique cae en tierra como herido por el rayo: por una parte, el deber más sagrado de un vasallo es la obediencia á su señor; por otra, el asesinato de una esposa amada es un hecho superior á las fuerzas humanas.
Fabrica en su casa pequeñísimas ventanas que conducen á sus pulmoncitos. No obstante, el hambre oblígala á aventurarse: al anochecer se encarama un poco por la vecindad y pasta alguna planta, su único sustento. Viva refutación de los que en el día creen ser la belleza hija de la muerte, de la sangre, del asesinato, de una brutal acumulación de sustancia.
Lastimoso es el hecho. No carece de verosimilitud, aunque es extraño que alguien, por empedernido, cínico y feroz criminal que sea, recurra al asesinato con tan escaso disimulo.
Estallaron con estas causas graves disidencias en el seno mismo de las logias, que vinieron a dar por resultado el asesinato del general Prim, mientras la comisión encargada de ofrecer oficialmente la corona de España al duque de Aosta volvía de Florencia.
Lo cierto es que hace algunos días les armó un lazo donde fatalmente fueron á caer los desventurados amantes. No se conocen los detalles de esta misteriosa y terrible venganza. El conde desapareció, y se da como seguro que ha pasado á Francia á formar parte de la corte del Pretendiente. Un mayordomo suyo, que la voz pública designa como el principal auxiliar del asesinato, también huyó del país.
Suplica al Rey que le acompañe al lugar en donde se ha perpetrado el crimen, y en donde debe ser castigado. Apenas llegan allí, se descorre una cortina que encubría la casa del asistente; detrás de ella se ve la estatua de piedra de Don Pedro, y no lejos el candil en la ventana, desde la cual presenció la vieja el asesinato. Este es mi retrato.
La guerra toma proporciones alarmantes, y en Navarra se ven y se tocan las desastrosas consecuencias de la desgraciada acción de Eraul. Joaquín Pez marcha a Biarritz. Isidora tiene que quedarse en Madrid para averiguar el paradero de su hermano, que ha desaparecido del colegio en que estaba. Consternación. Nuevo Gabinete. Asesinato del coronel Llagostera.
Palabra del Dia
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