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Actualizado: 30 de junio de 2025
He salvado la vida á más de veinte personas, los hombres más esclarecidos de España. Iban á ser villanamente asesinados esta noche. ¡Jesús! exclamó Pascuala, llevándose las manos á la cabeza. ¡Qué me alegro de que mi Pascual no hubiera salido! Si sale, me lo asesinan. Una infernal maquinación estaba preparada para matarlos en un sitio en que estaban reunidos.
No pareces criminal, la justicia no te prende al menos; verdad es que la justicia no prende sino a los pequeños criminales, a los que roban con ganzúas, o a los que matan con puñal; pero a los que arrebatan el sosiego de una familia seduciendo a la mujer casada o a la hija honesta, a los que roban con los naipes en la mano, a los que matan una existencia con una palabra dicha al oído, con una carta cerrada, a esos ni les llama la sociedad criminales, ni la justicia los prende, porque la víctima no arroja sangre, ni manifiesta herida, sino que agoniza lentamente consumida por el veneno de la pasión que su verdugo le ha propinado. ¡Qué de tísicos han muerto asesinados por una infiel, por un ingrato, por un calumniador!
El cura de la villa, continuando su errada doctrina, recibió de D. Jacinto Rodriguez una barra de plata, cuyo valor ascendia á cerca de 2,000 pesos, y una mancerina de oro que le remitió de las robadas, para que celebrase los sufragios á los europeos asesinados en el tumulto, contentándose con enterrarlos á todos juntos en un hoyo, y aplicarles algunas misas.
¡Todas las reivindicaciones de la justicia, todas las venganzas de la tierra no harán revivir un solo cabello de mi madre, refrescar una sonrisa en los labios de mi hermano! Que duerman en paz... ¿Qué he de sacar aun cuando me vengase? Evitar que otros sufran lo que usted ha sufrido, que en lo futuro haya hijos asesinados y madres forzadas á la locura.
Mientras Bolívar y Mariño, que habian salvado con bien, habiendo despachado emisarios á Escalona para que defendiese la plaza de Valencia, corrian á sacar recursos de la capital, Bóves, despues de perseguir á los vencidos hasta la Victoria y destacado su columna de 1.500 hombres al mando del capitan Ramon Gonzalez para que se dirigiese á Carácas con el resto de su gente, se presentó el 19 delante de Valencia, y reduciendo á Escalona en ella al estrecho recinto de la Plaza Mayor, le obligó á capitular, ofreciéndole ante Dios que respetaria la vida y propiedad de cuantos ocupaban la plaza; pero á los dos dias el coronel Alcover, el Doctor Espejo, todos los oficiales, menos Escalona que pudo huir á favor de un disfraz, los sargentos y varios particulares de Valencia perecian vilmente asesinados.
Hasta los capitanes principales, casados con princesas del país, fueron asesinados en sus casas. Los almogávares fortificados en Gallípoli, por un escrúpulo caballeresco propio de la época, se creyeron en la imposibilidad de defenderse si no declaraban antes la guerra al basileo solemnemente.
Era prolijo en las descripciones, deteniéndose más cuando el objeto reproducido estaba lleno de telarañas, habitado por las chinches ó colonizado por la ilustre familia de las ratas, y su estilo tenía un desaliño sublime, remedio fiel del desorden de la tempestad. ¿Será preciso decir que usaba de mano maestra los más negros colores, y que sus personajes, sin excepción, morían ahogados en algún sumidero, asfixiados en laguna pestilencial, ó asesinados con hacha, sierra ú otra herramienta estrambótica?
Si fuésemos á hacer la estadística de los ajusticiados, quemados y asesinados por motivos religiosos, de fijo que resultaría, á pesar de Torquemada y de todos los inquisidores, doble ó triple número que en nuestra cuenta en la cuenta de la sentimental y piadosísima raza anglo-sajona.
Los arrieros moriscos dormían al borde de la carretera, junto a sus botijos, echados panza arriba, como asesinados. La ciudad de las herrumbradas murallas y poderosos torreones parecía hartarse de sol. Reinaba en torno un sosiego resplandeciente y adusto.
Los caragas que ocupaban las inmediaciones de Tandag se sublevaron en 1629, y en 1631 dieron muerte á Bautista, castellano de aquella fortaleza, que fué asesinado, y á continuación alanceados los pocos españoles que le acompañaban. La insurrección se hizo general, y en Tandag, Surigao y Baucag fueron asesinados los religiosos.
Palabra del Dia
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