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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Ciérrase la portezuela entonces con la misma dificultad que la tapa de un cofre apretado para un largo viaje, y a la fonda.
Parecióle a Dorotea que don Fernando había perdido la color del rostro y que hacía ademán de querer vengarse de Cardenio, porque le vio encaminar la mano a ponella en la espada; y, así como lo pensó, con no vista presteza se abrazó con él por las rodillas, besándoselas y teniéndole apretado, que no le dejaba mover, y, sin cesar un punto de sus lágrimas, le decía: ¿Qué es lo que piensas hacer, único refugio mío, en este tan impensado trance?
La pobre Clara sentía el corazón apretado cuando su marido por ir a gozar la compañía de sus amigos la obligaba a levantarse de aquel asiento donde el amor la clavaba. ¡Si supiera que aquellos amigos por quienes la abandonaba le aborrecían cordialmente como se aborrecían entre sí y estaban siempre aparejados para inferirle todo el mal que pudieran!
Cuando hallaba ocasión, echaba una puntadita; pero doña Lupe tenía más conchas que un galápago, y se hacía la tonta... pero tan tonta que habría que pegarle. Apretado por el crecimiento aterrador de su deuda flotante, el filósofo desplegaba un tesón y constancia más que fraternales en el cuidado de Maxi.
El duque no dió señales de oir. Con los párpados caídos, bufando y paseando el cigarro de un ángulo a otro de la boca, se mantuvo silencioso y guardó de nuevo la cartera después de haberla apretado con una goma. Faltan quinientas pesetas, señor duque , repitió Fayolle. ¿Cómo? ¿Faltan quinientas pesetas? No puede ser.... A ver; cuente usted otra vez. El comerciante contó.
De todos modos, no pudo menos de sentir el corazón apretado. Cuando se retiraron a su cuarto nada dijo de esta sospecha a su esposa. Se acostaron en silencio y fuertemente preocupados. La vida de la familia siguió el mismo curso metódico y apacible. No había pasado nada. Mario, a las horas de oficina, se iba de paseo solo o con su mujer. Por las noches continuaban asistiendo al café.
El padre y el hijo se dieron un abrazo muy apretado y muy prolongado. Al mes justo de esta conversación y de esta lectura, se celebraron las bodas de D. Luis de Vargas y de Pepita Jiménez. El padre vicario tuvo, pues, el gusto de casarla con D. Luis. La novia, muy bien engalanada, pareció hermosísima a todos, y digna de trocarse por el cilicio y las disciplinas.
Un abrazo muy apretado y un millón de besos. ¿Te conviene el precio? Me conviene respondió D. Jenaro, cogiéndole la cabeza con las dos manos y besándola con ternura sobre los cabellos. Ahora ve a decir que nos pongan el almuerzo... Supongo que el señor almorzará con nosotros.
Las cumbres de las colinas inmediatas al río estaban ocupadas por mudas poblaciones entre cuyos edificios blancos surgían agudos grupos de cipreses. Y en el lado opuesto de la gran urbe existían igualmente otros campamentos de silencio y olvido. La ciudad vivía entre un apretado cordón de fuertes de la Nada.
Vámonos a aquel rincón, a ver si se queda aquí sola y después se marcha. Y esto dicho, las vanidosillas fueron desfilando lentamente y mirando hacia atrás con el rabillo del ojo; llegaron a un ángulo de la alameda, y allí se acurrucaron en el suelo, formando estrecho y apretado círculo.
Palabra del Dia
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