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Actualizado: 3 de mayo de 2025
Subimos por el río arriba, y habiendo andado como dos millas, llegó a nuestros oídos el son de muchos y varios instrumentos formado, y luego se nos ofreció a la vista una selva de árboles movibles que de la una ribera a la otra ligeramente cruzaban; llegamos más cerca, y conocimos ser barcas enramadas lo que parecían árboles, y que el son le formaban los instrumentos que tañían los que en ellas iban.
Porque si suponemos que el tiempo marcado es una hora, el espacio andado por la aguja de los cuartos de hora, es decir, la circunferencia de la muestra, no tiene mas relacion con la hora, sino la que ha dado el artífice al construir el reloj de tal modo, que en cada hora la aguja diese la vuelta.
Pero como no constaba el nombre de la madre y sólo el amor que decía haberla tenido el duque, Jerónimo Martínez Montiño, empeñado en saber quién era la madre de don Juan, se trasladó á Madrid, y tanto preguntó á amigos, á conocidos, acerca de una dama á quien hubiese amado mucho el duque de Osuna en cierta época, que hubo de saber que el duque había andado enamorado de la duquesa viuda de Gandía, pero sin obtener nada.
Ya se hallaba a regular distancia, y cerca de perder de vista el venturoso prado, cuando la voz de Rosa rompió el silencio de la campiña, entonando una de las melodías largas y melancólicas del país. Detuvo el paso, y sonrió maliciosamente. Después, poquito a poco, deshizo el camino andado y se acercó de nuevo a la sebe.
En media jornada habíamos hecho el camino en que yo empleara dos a la venida; verdad que habíamos andado como «chasques» y que la gente a quien comunicábamos la hora de nuestra salida de Manzanos, no podía creernos. Mi compañero me propuso llevar a cabo la hazaña de ponernos en un día desde la sabana en Honda, lo que haría nuestro viaje legendario.
Unicamente cuando se hubo cerrado la verja, perdiéndose en la obscuridad el adorable bulto de Alicia, se decidió el príncipe á alejarse. Tuvo que marchar á pie hasta la lejana Villa-Sirena, y sin embargo le pareció breve el camino. Le acompañaban recuerdos y promesas. Nunca había andado tan ligeramente.
En demanda del Rio de la Plata Se leva de este puerto que he contado La flota; mas el sur ya se desata Con un furor terrible acelerado: Y viendo que este viento desbarata, Y hace desandar lo que está andado, Procura de tomar puerto la flota, Con fin de desistir de su derrota.
Allá, hacia la tarde, acordose de que comenzaba en la iglesia la novena de San Rafael, patrono del pueblo. Su tío le había anunciado que predicaría D. José, el excusador: «el mejor orador del concejo, un pico de oro» tales habían sido las palabras del párroco para encarecer las dotes de su coadjutor. Paso entre paso, deshizo lo andado y se encaminó hacia la iglesia, triste siempre y caviloso.
Las entradas y salidas que hemos visto y andado en estas sierras son innumerables, todas transitables con carruajes. Fuera de estos sitios tan anchos referidos, desde el Cerro de la Tinta hasta la de Cuello, son las sierras muy bajas: por la mayor parte de ellas se puede transitar á caballo, y dar vuelta á su cumbre, solo tal cual que abunda de peñazcos.
Es evidente que si las sospechas de usted son fundadas, hay que proceder con la mayor prudencia. Nada de escándalo. Regrese usted esta misma noche. Prometió hacerlo así y me reuní con mi comitiva, algo más tranquilo. Importaba evitar toda investigación de mi paradero por una o dos semanas, y el prefecto había andado muy cerca de descubrir la verdad.
Palabra del Dia
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