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Actualizado: 16 de julio de 2025
A las doce llegué á bordo, y le hice señal á la chalupa de que viniese á bordo, que habia ido á cortar leña, la que llegó á la una de la tarde. Pasamos aquí el resto del dia y la noche, por estar el viento contrario. Amaneció el viento al E bonancible y lloviendo, y empezé la faena de llevar las anclas. A las siete y media me hice á la vela para el Colorado.
No podían, con todo, los pescadores perder el tiempo; porque si los fugitivos llegaban a los bosques de eucaliptos sin abandonar su presa, no les quedaba otro recurso al Capitán y los suyos que levar anclas y desplegar las velas, abandonando aquella bahía tan rica en olutarias. Van-Stael se lanzó a todo correr por una de las gargantas de las rocas, seguido del piloto, de Cornelio y de Hans.
Partamos, señor. Sólo somos cinco y los antropófagos son, por lo menos, cuatrocientos. Si nos abordan estamos perdidos. Bueno, pues levemos anclas y a desplegar velas, Van-Horn. No quiero que mis sobrinos caigan en poder de esos salvajes. Señor Hans, señor Cornelio, y tú, Lu-Hang dijo el piloto dirigiéndose a los jóvenes y al pescador , ayudadme.
También está escrito que llevaban las naos dos ó cuatro anclas ordinarias, según su porte; otra mayor llamada fornaresa y adelante esperanza y un anclote de atoar ó de espía. Para el batel y chalupa rezones. La fornaresa debía de tener 16 á 18 quintales de peso, el rezón del batel 6 arrobas y 4 el de la chalupa.
En la factoría les esperaba el agente. El Dragón entraba en el río despacio, navegando sólo con las velas triangulares del foque y alguna del palo de proa. Al meternos en el río preparábamos las cuatro anclas. Al mismo tiempo yo me dedicaba a sondar. Llenaba el agujero de la gruesa bala de sebo, le daba vueltas en el aire como una honda y la despedía lo más lejos posible.
Jamás se ha visto una transformación más radical ni en menos tiempo. Sin embargo, no hubo medio de meter el diente á Tremontorio. Estaba fondeado á dos anclas en su puerto natural, y no había fuerzas humanas que le sacaran de allí.
Lama negra, y por la mañana nos levamos y fuimos mas arriba á la canal del SE y dimos fondo en 3 brazas. Lama blanda, y amarramos la embarcacion entre dos anclas, una por el NE y la otra por el SE: distancia de la tierra del E un tiro de escopeta.
Por fin, al caer la tarde del 21 de agosto, levamos anclas, y después de despedirnos a cañonazos del gobernador, que desde la linda eminencia en que está situada su casa, agitaba el pabellón, nos pusimos en viaje, rumbo a Costa Firme. Navegamos esa noche, todo el día siguiente y en la mañana del tercero apareció la lista negruzca de la tierra.
Palabra del Dia
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