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Actualizado: 10 de junio de 2025


Era la primera vez en todo el día, que estaba á sus anchas, lejos de los negocios, terminado aquel banquete con gentes ante las cuales se mostraba abstraído y silencioso.

Ninguna actividad en los negocios ni la vida; las calles desiertas, tanto mas tristes cuanto que son mucho mas anchas y limpias que las de Gante; el silencio reina en todas partes.... Brujas, tan opulenta y animada en otros tiempos, no es hoy sino una inmensa ruina de edificios y monumentos intactos; un vasto museo donde todo es curioso en las cosas materiales, y todo triste y lamentable en las sociales y morales.

El abuelo soltó un juramento que usaba a menudo y que Perucho solía repetir por fanfarronada, y, sin más conversación, se alejó. Aseguró Perucho después que le había llamado la atención ver al abuelo salir sin tomar la escopeta y el sombrerón de alas anchas, prendas que no soltaba nunca. Semejante idea debió ocurrírsele al chiquillo más tarde, en vista de los sucesos.

Sus dos partes, antigua y moderna, están unidas, habiendo desaparecido las murallas que las separaban; la segunda va absorbiendo á la primera con sus hermosas y anchas calles, orilladas por edificios de planta elegante, y en todas partes se nota la actividad de la industria y del comercio.

Encima de aquellas barrancas ó laderas halló el Padre Cardiel cantidad de yeso de espejuelo, en planchas anchas á manera de talco. Volviéronse descalzos á la lancha, en que durmieron hasta las dos y media de la mañana del viernes 11.

Ausente tu hermana y cargada de familia y de bienes en la otra banda, quedábaste solo en la de acá, y aticuenta que en el mundo, aunque con medios de fortuna para bracear a tus anchas en él. Lo mismo que yo, salvo la comparanza de gentes y lugares.

Cuando Milagros iba a pasar un rato con ella, si Bringas estaba en la oficina, charlaban a sus anchas, desahogando cada cual a su modo la pasión que a entrambas dominaba. Pero si el santo varón estaba en su hueco de ventana, zambullido en el microcosmos de la obra de pelo, las dos damas se encerraban en el Camón, y allí se despachaban a su gusto sin testigos.

Las dos y media.... Se contempló de pies á cabeza en un espejo: traje gris obscuro, zapatos amarillos, un fieltro blanco de anchas alas echado sobre los ojos para evitar el sol. Nadie había visto así al príncipe. De lejos podían confundirle con un viajero de los que visitan de pasada la Costa Azul y vienen á conocer una tarde la ruleta de Monte-Carlo, marchándose en seguida. Las tres.

Entonces procedimos a llevarla con exquisito cuidado, y poco después se encontraba a sus anchas en el lugar anhelado que los días anteriores sólo le era dable contemplar sentada ante la ventana. »Si usted, querida Antoñita, hubiese estado entre nosotros, habría disfrutado del hermoso espectáculo de la juventud que vuelve a la vida con nuevos alientos, con ansias de amor y de dicha.

Una inmensa multitud circula por allí, sea matando el tiempo, sea buscando los negocios ó algo que si es negocio no está esento de ser pecaminoso. Las Francesas pululan, ligeras y provocadoras, arrastrando las anchas colas de sus trajes, y distinguiéndose perfectamente de las Catalanas y Españolas.

Palabra del Dia

rigoleto

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