Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 12 de junio de 2025
El pozo de antes se ahondaba por aquel lado mucho más, y su suelo, ondulante y caprichoso, se perdía en todas direcciones entre espesas neblinas sobre las cuales alzaban sus cabezas de granito las montañas del brocal.
Martin y Candido distinguiéron con mucha claridad en el combes de la nave que zozobraba unos cien hombres que todos alzaban las manos al cielo dando espantosos gritos; en un punto se los tragó á todos la mar. Vea vm., dixo Martin, pues así se tratan los hombres unos á otros. Verdad es, dixo Candido, que anda aquí la mano del diablo.
No sé, no sé... Demasiados pensamientos me asaltaban, y querían salir a un tiempo, pero una idea me preocupaba sobre todas las demás: «Si hablo va a retirar su mano.» El velo de niebla se iba evaporando ya, y cuando el lago aparecía, las olas espumosas que se alzaban y se deshacían en seguida, producían la misma impresión que dejan las ascensiones rápidas, aturdidoras.
A lo lejos, y sobre una de las peñas que estaban a su izquierda, Stein divisó las ruinas de un fuerte, obra humana que a nada resiste, a quien servían de base las rocas, obra de Dios, que resiste a todo. Algunos grupos de pinos alzaban sus fuertes y sombrías cimeras, descollando sobre la maleza.
Las dos fornallas no habían parado de trabajar un solo momento, y verdaderas toneladas de olutarias habían pasado ya por las calderas. Estaban repletas de pesca todas las tiendas, y hasta cerca de las escolleras se alzaban enormes montones, prontos a ser cargados. Para nada los habían molestados los salvajes hasta entonces, ni habían dado siquiera señales de vida.
Era un golfo, pero de los de marca; el talento de su hermano para los libros lo tenía él para el mal. Colocábase al frente de sus camaradas, como más atrevido, y éstos lo alzaban capitán. ¡Lo que me ha hecho sufrir! continuó el señor José . He perdido varios jornales en un mes por dedicarme a su busca y captura, y todo inútil.
Y dos o tres maestras, cogidas en el remolino, alzaban las manos desesperadamente, haciendo señas al inspector. ¿Pero qué piden ustedes? ¿No oyes, hijo? Jos-ti-cia-berreó una desvenadora al oído mismo del empleado. Que nos paguen, que nos paguen, y que nos paguen exclamó enérgicamente Amparo, mientras el rumor de la muchedumbre se hacía tempestuoso.
El término de su viaje fue una esplanada de estercoleros, rodeada de desmontes, donde se alzaban varias barracas hechas de tablas, puertas de restos de derribos, mostradores viejos, esteras, persianas, grandes trozos de hule, muestras de tiendas y toldos de carro, todo ello recubierto, guarnecido y como blindado con latas de petróleo deshechas y claveteadas, que la lluvia y el óxido habían jaspeado de manchas rojizas, semejantes a una erupción de sangre seca.
La casa de que Julia le hablara era la de los duques de Barbacana, una de las más antiguas y señoriales de Madrid, un edificio de mediados del siglo XVIII, caserón destartalado, con honores de palacio, formando esquina con una calleja inmediata y rodeado de altas tapias, tras las cuales se alzaban unas cuantas acacias. «No cabe duda se dijo , la casa de los de Barbacana.
Un olor de humedad, de hierbas marchitas y de piedras en ruinas, se desprendía de las paredes. Una vieja puerta extendía por sobre mí el arco de su bóveda. Penetré en el interior. En todo mi derredor se alzaban las paredes, destacándose negras en el cielo de la noche, cuya luz azulada brillaba aquí y allí por encima de mi cabeza.
Palabra del Dia
Otros Mirando