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Actualizado: 1 de octubre de 2025
Después, en tono solemne, leyó una proclama de los soberanos aliados en la que declaraban «que habían declarado la guerra a la persona de Napoleón, pero no a Francia; y como consecuencia de ello todo el mundo debía permanecer tranquilo y no mezclarse en sus asuntos, so pena de ser quemados, saqueados y fusilados». Los cazadores oyeron la lectura y se miraron unos a otros con extrañeza.
Mire usted: en Leipzig, el 18 de octubre último, en plena batalla, los aliados se volvieron contra nosotros y nos fusilaron por la espalda. ¡Eso hicieron nuestros buenos amigos los sajones! Ocho días después, nuestros antiguos y excelentes amigos los bávaros tratan de cortarnos la retirada y hay que pasarlos a cuchillo en Hanau.
Tiro había hecho después renacer el poder cananeo o fenicio y estaba en toda su gloria y florecimiento. Sobre el trono de Tiro resplandecía el rey Hiram, amigo de Salomón, hijo de David. Israelitas y fenicios eran estrechos y felices aliados. Muy largo sería describir aquí la grandeza de Tiro. Dejémoslo para mejor ocasión.
Otro soñaba con una pistola browning. ¿Quién le daría una browning? Sólo disponía de un revólver de ordenanza, arma insegura que le falló dos veces en el asalto de una trinchera, impidiéndole matar al enemigo que acababa de herirle. Con Martínez podía expansionarse el coronel, dando suelta á sus profecías favorables para los aliados.
Al llegar á la plaza se quitaban el sombrero ante las banderas, faltaba poco para que llorasen, cantaban una estrofa de la Marsellesa. «¡Viva Francia! ¡Vivan los aliados!...» Y á continuación se metían en el Casino para apuntar su dinero al mismo número de la fecha celebre ó á otras combinaciones sugeridas por la paz.
Lo que se consumió de vino, pan, carne, tartas y kugelhof no puede calcularse; pero lo que sí se sabe positivamente es que Juan Claudio, que estaba muy triste desde la entrada de los aliados en París, se reanimó aquel día y cantó viejas canciones de su juventud, tan alegremente como cuando partió con el fusil al hombro para Valmy, Jemmapes y Fleurus.
Juan de Oyolas llega á la tierra de los Naperús y Samocosis, y es muerto á la vuelta con todos los cristianos. Partido Juan de Oyolas con los 300 españoles y 300 indios, llegó á los Naperús, amigos y aliados de los Payaguás, que se mantenian de caza y pesca.
Pero el coronel no prestó atención á tales amenazas. Las tristes novedades de la guerra quitaban toda importancia á los asuntos de su vida corriente. Los alemanes seguían avanzando hacia París. El retroceso de los aliados continuaba bajo los repetidos golpes del enemigo. Las ilusiones de Toledo disminuían por momentos. Ya dudaba de todo. Los invasores eran de una superioridad numérica aplastante.
Los aliados, por nuestra parte, seguimos creyendo que Inglaterra y Francia representan la libertad, la democracia, el derecho de pueblos, etc., etc. Es una nueva Batracomiomaquia, de la que el autor modesta rana beligerante le ofrece algunas notas a su público. Si los alemanes perdieron la guerra, no fue por culpa de los críticos germanófilos.
Dichos fusiles y cañones con abundantes municiones, fueron, pues, devueltos á los que entonces eran nuestros aliados, apesar de que el General Noriel y sus fuerzas los habían conquistado á costa de la vida de muchos compañeros.
Palabra del Dia
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