Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 14 de junio de 2025
Es un refrán sin sentido común. Los locos no dicen más que disparates. Es que mi marido no está loco... Tiene ahora mucho talento. Tal creo yo. Juan Evaristo volvió a callar, pegándose al pezón con salvaje ahínco. «Tome usted un poco de esta bebida. La he preparado como para usted... Está riquísima. Es preciso calmar los nervios».
Admirado quedó el canónigo de los concertados disparates que don Quijote había dicho, del modo con que había pintado la aventura del Caballero del Lago, de la impresión que en él habían hecho las pensadas mentiras de los libros que había leído; y, finalmente, le admiraba la necedad de Sancho, que con tanto ahínco deseaba alcanzar el condado que su amo le había prometido.
Algunas veces también, en días de apuro, Mendoza solía pasarse por casa de su amigo y pedirle unos cuantos duros. Por lo demás, trascurrían a veces meses enteros sin verse. Poco después de terminar la carrera, Mendoza, que cada día era mejor mozo y se aplicaba con más ahínco a parecerlo, quiso hacer oposición a unas plazas de oficiales, vacantes en el Consejo de Estado.
D. Luis y no se me ofenda, ni siquiera vale Vd. para marido de una mujer honrada. Si usted ha estrechado las manos, con el ahínco y la ternura del más frenético amante, si Vd. ha mirado con miradas que prometían un cielo, una eternidad de amor, y si Vd. ha... besado a una mujer que nada le inspiraba sino algo que para mí no tiene nombre, vaya Vd. con Dios, y no se case Vd. con esa mujer.
Fuese entonces Leopoldina al fondista y díjole con grande ahínco: Yo no sé si ese pobrecito traerá dinero... Si no lo trae, todo cuanto pueda necesitar me lo pone usted en cuenta... Soy hermana del general Pastor, y mis señas son estas.
Tal superioridad se había mostrado ya desde la infancia, cuando ambos asistían a la escuela; no que D. Bernardo fuese un discípulo más aventajado, pues aunque los dos gozaran opinión de aplicados, todavía Hojeda le sacaba alguna ventaja en estudiar con ahínco las lecciones y escribir las cuentas con limpieza; pero D. Bernardo, toda su vida había tenido un nosequé de alto y superior, que infundía respeto.
A la mañana siguiente, a la hora de que Sol fuese a sus clases, fue Lucía a buscarla para que diesen una vuelta en el coche por cerca del colegio, y le preguntó con ahínco sobresaltado y doloroso, que a quién vio, que quién subió a su palco, que a quién llamó la atención, que dónde estaba Pedro Real: «¡Oh! Pedro Real, tan buen mozo; ¿no te gusta Pedro Real?
Y dice más Cide Hamete: que tiene para sí ser tan locos los burladores como los burlados, y que no estaban los duques dos dedos de parecer tontos, pues tanto ahínco ponían en burlarse de dos tontos.
Si alguna vez se atiende á los resultados, todo el valor moral que á estos se atribuye nace de lo interior del alma: la prevision ó imprevision de ellos, ó la posibilidad ó imposibilidad de preverlos; el haberlos querido ó nó; el habérselos propuesto como objeto principal ó secundario; el haberlos deseado con ahinco ó el haberlos arrostrado con dolor y repugnancia; estas y otras consideraciones semejantes se tienen presentes cuando se quieren apreciar y graduar el mérito ó demérito de una accion que ha tenido tales ó cuales resultados.
Las ideas que de sus observaciones brotaban chocaron claramente con los preceptos que se le imponían; su buena fe le impulsaba a buscar, cada vez con más ahínco, una opinión, un juicio, que diera solución a sus dudas, algo fuerte en que apoyarse para vivir y creer al mismo tiempo; pero ningún filósofo, ni ningún escrito sagrado le podían dar lo que su propia conciencia se obstinaba en negarle.
Palabra del Dia
Otros Mirando