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Adán, en un largo discurso, trazaba las bellezas del Paraíso; y al notar que Dios daba señales de impaciencia, preguntó la causa. ¿Cuál ha de ser? replicó el Rey: que me arrepiento de haber creado un Adán tan elocuente. Journal du voyage d'Espagne: París, 1669. Esta Infantita era María Teresa, la prometida de Luis XIV.

26 Entonces levantándose todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor, con los capitanes del ejército, se fueron a Egipto por temor de los caldeos. 29 Y le mudó los vestidos de su prisión, y comió siempre delante de él todos los días de su vida. 30 Y el rey le hacía dar su comida de continuo, cada cosa en su tiempo todos los días de su vida. 1 Adán, Set, Enós, 2 Cainán, Mahalaleel, Jared,

En otro Lib. de caja en 4.º, cuyo tejuelo lleva los años 1570-74 se determinan los gastos y por sus asientos sabemos que en el carro de La Muerte de Adan entraban 7 figuras vestidas de seda, que en el del Desafío de Lucifer con el hombre 8 aliñadas también de seda, en el del Casamiento ó Desposorio de España, 9, etc., etc., con igual lujo ostentábanse las danzas.

Y no es extraño añadía la señora , porque usted también, Fabrice, tiene tipo español... ¿Está usted seguro de no serlo?... Recuerdo haber visto en San Sebastián, hace dos o tres años, un torero que tenía con usted extraordinario parecido. Eso es muy lisonjero para , señora, pero crea usted firmemente que mi único parentesco con aquel diestro, es la común descendencia de Adán.

El hombre que va hecho un Adán no es porque carezca de «con qué», sino que tiene la atención en cosas más altas, por ser un animal noble e inteligente. Así hablaba Zaratustra. Maltrana, molestado por el hedor del almacén y el revoloteo de las moscas, acabó por abandonar su asiento, que consistía en tres pedazos de corcho clavados en forma de banco. Ya que la abuela estaba ausente, quería irse.

Fortunato no daba la victoria por un ochavo menos. Adán y Eva no estuvieron más solos en el paraíso cuando se concertaron para aquella jugarreta cuyas consecuencias, sin comerlo ni beberlo, está pagando la prole, y siglos van y siglos vienen sin que la deuda se finiquite.

Unos días después, los juntó y les fue preguntando a cada cual su nombre; todos respondieron, menos los de tu casta, que ni su nombre sabían. Dióle tal rabia a padre Adán, que cogiendo al desmemoriado por las orejas, se puso a gritar a la par que tiraba desaforadamente de ellas; te llamas borriicooo.

Concebimos bajo las mismas leyes intelectuales, como aspiramos a la fortuna con idéntico propósito, así como, con igual desenfado, la echamos por la ventana, una vez conseguida. Un bogotano, un cachaco exquisito, pobre como Adán, había tenido la suerte de ser designado por el gobierno para conducir a Quito no qué piedra conmemorativa de la independencia.

Pero ésta tenía cerca su escoba, y los obligó con una rápida contraofensiva á refugiarse en la huerta, donde se subieron á los árboles. El viejo segador rió un poco, añadiendo después: El pobre Adán no sabía qué hacer. «¡Van á comerse todos mis higos y mis melocotones!», gritó levantando los brazos. Para él hubiera sido mejor un ciclón en su huerto que la entrada de la alegre soldadesca.

No quise omitir estos pormenores, a fin de que no se crea que Perico era malo, siendo así, que de investigaciones y curiosos datos estadísticos resulta que aún valía más que las dos terceras partes de la prole de Adán.