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Actualizado: 15 de mayo de 2025
Sin duda, señorita; pero como decimos nosotros entre augures, el veneno está en la cola, in cauda venenum. Era verdaderamente agradable, amigo mío, ver la fisonomía del señor de Bevallan y la de mi colega de Rennes, que le acompañaba, cuando llegué á descubrir bruscamente mis baterías.
Pero Perla no hizo caso de las amenazas de su madre, como no lo había hecho de sus palabras afectuosas, sino que rompió en un arrebato de cólera, gesticulando violentamente y agitando su cuerpecito con las más extravagantes contorsiones, acompañando esta explosión de ira de agudos gritos que repercutió la selva por todas partes; de modo que á pesar de lo sola que estaba en su infantil é incomprensible furor, parecía que una oculta multitud la acompañaba y hasta la alentaba en sus acciones.
Junto a ella se hallaba su marido, un alto bohemio, vestido de levita, con una mejilla hinchada a causa del dolor de muelas, que la acompañaba con la guitarra.
Ahora lo chic es amoldarse á las circunstancias, ser sobrios y modestos como soldados. ¡Quién sabe lo que nos espera!» La preocupación del vestido la acompañaba en todos los momentos de su existencia. Julio notó en ella una persistente distracción. Parecía que su espíritu abandonaba el encierro de su cuerpo, vagando á enormes distancias. Sus ojos le miraban, pero tal vez no le veían.
Su hija, tan instruida como amable, tan candorosa como inteligente, le acompañaba siempre en sus peregrinaciones. A pié, provistos de bastones y de un modestísimo ajuar de viaje, habian recorrido juntos las mas interesantes regiones de la Suiza central, escalado las alturas del Jura, las neveras del Oberland bernés, etc., recogiendo plantas curiosas y haciendo atentas observaciones.
El galán que la acompañaba salió á su defensa: se había trabado una lucha en la cual tomaron parte los amigos de uno y otro: brillaron las navajas, y hubiera habido que sentir si los muchos concurrentes no sujetasen á los gladiadores y la policía no llegase al punto.
Su mujer y Margalida habían ido otra vez a la ermita de los Cubells: el muchacho las acompañaba. Comió Febrer con buen apetito, por haber pasado la mañana en el mar desde que rompió el día; pero el aire grave del payés acabó por preocuparle. Pep: tú quieres decirme algo y no te atreves dijo Jaime en dialecto ibicenco. Así es, señor.
Aparte estos frecuentes nublados, la favorita no intervenía más que en los quehaceres de su cargo, sin despegarse de las niñas, a quienes acompañaba a la iglesia, tan melosa y solícita, que ellas no podían sufrirla.
Cuando se abrió la puerta del aposento de doña Clara, Dorotea, al reflejo de una luz que tenía en la mano una mujer, vió que aquella mujer era doña Clara y que la acompañaba un hombre. Vió que aquel hombre era don Juan Téllez Girón. Vió que doña Clara estaba negligentemente vestida, pálida, y con la palidez más hermosa, y el semblante iluminado por una ardiente expresión de felicidad.
Algunas veces lo acompañaba un hombre, digno por todos conceptos de sus amigos, el doctor Delviniotis, profesor de química de la Facultad de Corfú. El señor Delviniotis profesaba a la enferma una amistad tanto más viva, cuanto que él tenía una hija de la misma edad.
Palabra del Dia
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