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Actualizado: 30 de junio de 2025
Por tres veces realizó la suerte, entre las aclamaciones del público. Los que se tenían por inteligentes desquitábanse ahora de la explosión de entusiasmo provocada por Gallardo. ¡Esto era ser torero! ¡Esto era arte puro!... Gallardo, de pie junto a la barrera, limpiábase el sudor del rostro con una toalla que le ofrecía Garabato.
El 4, á las dos de la tarde, ambos jefes se habian visto y abrazado al pié del cerro de Naguanagua, entrando luego juntos en Valencia entre las aclamaciones entusiastas del pueblo; y el 10 del mismo mes todo Carácas se deshacia en expresiones de la mas grande admiracion al acoger en su recinto á su ilustre hijo, el Libertador de la América del Sud.
Cuando acababan los cantos, prorrumpía el público en aclamaciones de entusiasmo obsceno, y otra vez era glorificada la Macarena, la hermosa, la única, la que daba... disgustos a todas las Vírgenes; y el vino circulaba en vasos a los pies de la imagen, y los más vehementes le arrojaban el sombrero como si fuese una moza guapa; y no se sabía ya qué era lo cierto, si el fervor de iluminados con que cantaban a la Virgen o la orgía ambulante y pagana que acompañaba su tránsito por las calles.
Y luego de toser y llevarse la mano a la garganta, fijos los ojos en la imagen, rompía a cantar con una voz sorda que sólo él podía oír, pues se perdía con la confusa baraúnda de músicas, gritos, trompetas y aclamaciones. Una invasión de locura conmovía la estrecha calle, como si acabase de asaltarla una horda ebria. Cantaban a la vez cien voces, cada una con distinto ritmo y entonación.
Tambien fué arrestado al propio tiempo el teniente de cura de aquel pueblo, el Licenciado D. José Vasquez de Velazco, á causa de habersele justificado acompañó á Condori en las aclamaciones que se hicieron de Tupac-Amaru, en las plazas públicas de su doctrina, habiendo hecho despues la demostracion de bendecir las tropas de aquel rebelde, implorando el favor del Altísimo por la felicidad de sus armas, y convidándose á seguirle hasta el ataque de Tupiza que premeditaba, contribuyendo con la autoridad de su carácter á promulgar los edictos, y esparcir las cartas sediciosas de que se valian para conmover los ánimos, en que se espresaba de esta manera:
Al mismo tiempo sintió en su muñeca un dolor circular, lo mismo que si un anillo frío oprimiese y cortase sus carnes. Una explosión de regocijo estalló en torno de la cabeza de Gillespie, un huracán de gritos, carcajadas y aclamaciones. La muchedumbre enana reía al verle con el brazo en alto, inmovilizado por el tirón de esta fuerza incomprensible para él.
Verá usted cómo el otro, a pesar de tantas aclamaciones, músicas y banderas, no se lleva lo que el abate. Al seguir circulando por la cubierta, vieron nuevas personas que se habían agregado a los grupos de viajeros. Todas las familias argentinas rodeaban a alguien que había realizado el viaje a Montevideo para saludarlas.
Palabra del Dia
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