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Actualizado: 22 de mayo de 2025
Huberto aprovechó el momento para acercarse a ella y murmurar: No he podido conversar con usted; ¿cuándo volveré a verla? ¿Puedo venir antes del miércoles próximo? María Teresa lo miraba. ¡Qué elegante era, qué seductor!
La distancia había impedido a Van-Stael darse cuenta desde el principio de lo que se trataba; pero al acercarse la chalupa a aquellos parajes lo comprendió perfectamente.
Los batidores acometieron á todo golpe, contraviniendo á las órdenes con que se hallaban, y lo egecutaron precipitadamente y con tanta desunion, que los rebeldes cayeron sobre ellos determinadamente, y no pudiéndose defender ni libertar los prisioneros, ocasionaron tambien la muerte de quince dragones de las tropas de Lima que los seguian, sin que fuese dable evitar este sensible y desgraciado suceso la vanguardia, que á paso largo procuraba acercarse para el efecto.
Tenían las horas contadas para visitar la ciudad, y el retraso del buque en acercarse al muelle era acogido por algunas mujeres con pataleos de impaciencia, como si temiesen no desembarcar a tiempo y que la mágica urbe de belleza tropical se desvaneciese de pronto. Así como el trasatlántico avanzaba tierra adentro, cada vez con mayor lentitud, hacíase sentir un calor húmedo, asfixiante.
Clara se marchó muy á prisa y volvió á poco rato, entrando en la habitación inmediata: traía una jofaina, que puso sobre la mesa, y llamó al militar, que no tardó en acercarse. ¿Y tiene familia? dijo éste tocando el agua con la mano para ver si estaba muy fría. ¿Familia? contestó Clara con su naturalidad acostumbrada. No: me quería mucho.
Se limitó a decir algunas palabras corteses a cada una de las dos hermanas, sin acercarse demasiado a ellas, y sobre todo, sin incurrir en la insolente ordinariez, en que ahora incurren con frecuencia los hombres, de alargar la mano a las señoras apenas las conocen, obligándolas a que los desairen o a venir de buenas a primeras a términos de amistosa confianza.
Quítate de delante, porque me falta la calma... ¡Infames, maldita sea vuestra devoción y vuestra iglesia! ¡Sois los ateos del cariño! En vano pretendió la madre acercarse: Pepe no lo consintió.
La vio acercarse, en el salón, a la madre de Charito, una señora gruesa, entrada en años, de cara bondadosa y un aire de distinción sonriente; conversaba animadamente con otras señoras y se interrumpió sólo por un instante para besar a Adriana en las mejillas. Un grupo de muchachas, acercándose, la acogieron luego con pequeños gritos, acariciándola y besándola con alegría.
Se ve a sí mismo acercarse a la gran mesa de tapete verde con paso vacilante, arrastrando sobre la alfombra sus gruesos zapatos clavados. Semejante a muchos chicuelos de París que han soportado duras privaciones, Juan se presenta con una figura flaca y demacrada. Intimidado y tembloroso, hace girar entre sus manos una vieja gorra color azul desteñido, y se detiene ante la comisión.
Pepe Castro, cuando vió acercarse a Cobo y Ramoncito, se había retirado discretamente. En el camino tropezó con Clementina, que parecía multiplicarse. Acudía a todos los sitios donde hacía falta, volviendo a cada instante junto a los soberanos, que se habían retirado con la duquesa, el duque y las personas de su servidumbre a una sala donde nadie osó entrar.
Palabra del Dia
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