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Actualizado: 22 de junio de 2025
Entre tanto sus ilustres compañeros se habrán acomodado conforme á su gusto respectivo. Quien estará con el telescopio en la mano, quien con el microscopio, quien con otros instrumentos; al paso que algunos, inclinados sobre un papel cubierto de signos, letras y figuras geométricas, estarán absortos en la resolucion de los problemas mas abstrusos.
Iban absortos en su conversación, olvidados de los que venían detrás, creyéndose a cien leguas de la gente, sin pensar en ella; levantaban a veces la voz, Marta singularmente; y Bonis, sin querer al principio, queriéndolo muy de veras después, oyó cosas interesantes. «Había que hablar cuanto antes a Emma; había que decirle el gran secreto de aquella pareja: que iban a casarse antes de un mes.
A la luz del candil se llegó don Paco al que estaba boca abajo tendido por el suelo y le puso boca arriba. La carátula se le había caído. Don Paco y don Ramón se quedaron absortos al reconocer a Antoñuelo. Por dicha no había recibido ningún garrotazo en la cabeza; pero estaba derrengado, molido y lleno de contusiones.
Los tíos aquéllos tan sabios se miraban absortos, declarando no haber visto caso ni remotamente parecido.
Además, jugó fuerte en el club hasta la madrugada, en busca de fugitivas ganancias. ¡Ay, su amor!, ¡su pobre amor humillado y envilecido por las preocupaciones del dinero!... ¡Adiós las inconsciencias del pájaro errante, el desprecio por las previsiones del mañana!... Sus besos tenían muchas veces el crispamiento de caricias desesperadas; quedábanse de pronto absortos los dos y tenían miedo de preguntarse en qué pensaban.
La estraña singularidad del suceso, el respeto imponente del lugar sagrado, el pavoroso aparato funeral, y la melancólica gravedad de todos los semblantes, dejaron absortos a cuantos se hallaban en el templo: Azagra, esposo de Isabel, procuró entonces quitar de esta toda sospecha y refirió en voz alta el trágico suceso de su casa en la noche precedente.
Eran los viejos troyanos de la Ilíada, que protestan del largo sitio de su ciudad, de la sangre de miles de héroes, de la miseria, todo por culpa de una mujer... Pero pasa Helena ante el «banco de los viejos», majestuosa de belleza, arrastrando sus túnicas de oro, y todos ellos quedan absortos de admiración, lo mismo que si la divina Afrodita acabase de descender á la tierra, y murmuran como una plegaria: «Bien merece lo que por ella sufrimos. ¡Es tan hermosa!»
Pero creí ser juguete de una aparición fantástica cuando, al bajar los ojos, vi destacarse sobre la obscuridad, iluminado por el rayo de luna, un perfil puro y divino; así me lo pareció al menos en aquella fosforescente claridad, una cara inmóvil hasta el punto de hacerme dudar si era la estatua de alguna tumba: tan obstinadamente fijos en lo alto estaban sus ojos, como absortos en ardiente contemplación.
Luego, en el resto de la semana, recordaban sus hazañas ante los ojos absortos de los compinches que no habían sido de la expedición.
Las ciudades se transforman ante los ojos de sus propios hijos que miran absortos el fenómeno; las rentas públicas se duplican; el oro europeo acude a raudales, para convertirse en obras de progreso; el crédito se extiende y se afirma; la emigración aumenta. Tenemos motivos de pura satisfacción, pero al mismo tiempo graves responsabilidades.
Palabra del Dia
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