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Actualizado: 13 de junio de 2025
Tienes razón. ¡Qué hermosas serán las fiestas que los ángeles celebran en honor de Dios! ¿No hubiera valido mucho más morirse de niño, sin haber pecado, para ser uno de esos ángeles que están á los pies de la Virgen?... Pero ahora... ahora ya no puede ser... Debemos contentarnos, si somos buenos, con ir al cielo y estarnos allí muy quietos, gozando con ver á Dios, y nada más...
Pablo, mientras tanto, aumenta cada día el catálogo de sus delitos, pero la gracia divina no deja de buscarlo. Aparécesele el alma de Enrico cuando la llevan al cielo los ángeles; pero esta aparición, que debiera excitar la esperanza en su ánimo, es inútil. Todas las exhortaciones celestiales no logran desvanecer su desconfianza.
Con su envidioso odio á los cultos extranjeros, los profetas judíos maldijeron más de una vez los «altos lugares» en que los pueblos vecinos colocaban á sus ídolos, pero no procedían ellos de otra manera y miraban á las montañas para evocar á los ángeles que los socorrían: sobre una montaña se elevaba su templo: también conversaba Elías con Dios sobre una montaña.
28 En la resurrección pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer? Porque todos la tuvieron. 29 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis ignorando las Escrituras, y la potencia de Dios. 30 Porque en la resurrección, ni maridos tomarán mujeres, ni las mujeres maridos; porque son como los ángeles de Dios en el cielo.
Admirable era la hospitalidad conque acogía en su casa a los huéspedes, contribuyendo a este fin el privilegiado talento de su cocinero, artista de primer orden. Dos hijos tenía Poldy: una niña de ocho años y un niño de seis, que eran dos ángeles de puro bonitos.
Sobre el altar veíanse el ara rota, el tabernáculo hundido, y dos bellos ángeles, que a un lado y otro sostenían antes lámparas de plata, levantaban entonces sus manos vacías, crispadas, como anunciando la cólera del Señor... A los pies de la capilla, sobre un confesonario destrozado y varios reclinatorios rotos, hallábanse amontonados trastos viejos, muebles inservibles y el armazón de un teatro en que había representado la condesa, tiempos atrás, unos famosos cuadros vivos.
Así pasaba los días en sabroso comercio con lo desconocido, lo mismo en la época de su apogeo que en la de su decadencia. Estos tres ángeles caídos llevaban una vida monótona y triste. Su casa era la casa del fastidio. Parecía que las tres se fastidiaban de las tres, y cada una de las demás. Nos hemos olvidado de otro importante inquilino.
Hubo algunos instantes de silencio, durante los cuales todos los ángeles del cielo desfilaron por la salita que bañaba el sol de la mañana, posando sus ojos radiantes de alegría en aquel grupo interesante. Mas he aquí que Martita separa un poco el rostro de su padre, y sonriendo al través del llanto pregunta cándidamente a su amado: ¿Comerás hoy con nosotros, Ricardo?
En una oración a Santa Filomena (Novena, pág. 16) se dice a la Santa, pidiéndole su protección: "Mis pecados me han vuelto de poco menor que los ángeles, muy inferior a las bestias, pues que éstas no olvidan el pesebre de su amo, y a su modo agradecen la comida y yo me he olvidado de la casa de Dios *
29 Así también vosotros, cuando viereis hacerse estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. 30 De cierto os digo que no pasará esta generación, que todas estas cosas no sean hechas. 31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 32 Pero de aquel día y de la hora, nadie sabe; ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el mismo Hijo, sino sólo el Padre.
Palabra del Dia
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