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Por lo demás, harto se reconoce que el señor López Roberts, venciendo su repugnancia y para demostrar que no es melifluo siempre y que sabe tocar todos los registros, ha compuesto al gusto del día la mencionada historia, donde son plebeyos y grotescos personajes los que calzan el coturno y los que producen la tragedia, no en parodia, como los sainetes de D. Ramón de la Cruz, sino efectiva y conmovedora.

Sin afectación de arcaísmo y de purismo, sino del modo más natural y espontáneo, el lenguaje del Sr. López Roberts es castizo y propio en todas sus narraciones, y las escenas que describe parecen copiadas del natural, con exactitud en los pormenores, y sin que el autor peque de enojoso por prolijo, defecto en que suelen caer en el día no pocos novelistas. Muy fundadas esperanzas de que el Sr.

En las novelitas del Sr. López Roberts ocurre lo que acabamos de exponer. No hay tesis. En ellas se da el arte por el arte, en el buen sentido de la frase.

En la narración, por el contrario, del Sr. López Roberts se advierten el libre albedrío y la consiguiente responsabilidad de los personajes del espantoso drama, por cima de cuya catástrofe brillan la reconciliación suprema y el orden, la esperanza y el bien en el conjunto de los sucesos y de las cosas.

El primer libro sobre el que me decido a hablar, después de tan largo y quizás fatigoso preámbulo, se debe al ingenio del joven don Mauricio López Roberts, y contiene tres novelas cortas, cuyos títulos son: Las de García Triz, La cantora y La familia de Hita.

López Roberts será uno de los mejores de que podrá jactarse España en el siglo presente, nos dan las breves narraciones ya escritas y publicadas por él cuando es muy joven todavía. Otro notable ingenio, como autor de libros al menos para desconocido hasta ahora, es D. Adelardo Ortiz de Pinedo. La obra suya que acaba de publicarse y que he leído con sumo interés, tiene por título La sima.

En las otras novelas del Sr. López Roberts, éste se deja llevar de su propia inclinación, y desechando el intento de mostrarse apto para todos los géneros, pone a un lado lo horrible, y se complace en describir lo limpia y delicadamente patético.