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Eran buenas estas palabras para espantar cobardes ánimos, no para entibiar el celo ardiente de un apóstol; y así, respondiéndole el Padre afable y cortesmente, prosiguió su viaje, mas no halló indio alguno en sus Rancherías, porque todos andaban huídos por los montes y selvas y sólo se dejaba ver tal cual, que desde las copas de los árboles exploraba los pasos de los españoles.

Lo único que parecía aliviarla era el circunstanciado relato de sus males que hacía á todos los teatinos, franciscanos, mínimos y premostratenses, con quienes volvió á entibiar místicas relaciones.

No la estamparía en estas memorias si no me hubieran dicho personas que lo entienden que con ciertas confesiones de nuestras flaquezas gana mucho el estudio de la psicología. Aunque poeta lírico, profeso a la ciencia un respeto profundísimo, que las cuchufletas de Collantes y demás amigos dramáticos no han logrado entibiar.

La estufa del jardín tenía inmediato a la verja un horno pequeño hecho de ladrillos y recubierto de baldosas, que servía para entibiar la atmósfera en que crecían las flores: Pateta se acercaba allí, espiando el momento en que ningún criado pudiera verle, y metiendo el brazo por entre los barrotes de la verja, depositaba la carta bajo una de aquellas baldosas mal afirmadas.

Y por lo pronto, o bien para conseguir el olvido o bien para enfriar o entibiar su fervorosa pasión, resolvió no volver a poner los pies en casa de Juanita y evitar su encuentro en la iglesia, en las calles y en la plaza.

¡Cáspita! dijo Rafael , ¡qué trozo de elocuencia! Tía está inspirada, iluminada; votaré por su candidatura a diputado a Cortes. Tampoco vayáis continuó la marquesa a introducir el espantoso suicidio, que no se ha conocido por acá, hasta ahora, que han logrado entibiar, sino desterrar la religión. Nada de esas cosas nos pegan a nosotros.

Con tales propósitos y miras, el retraimiento de España es imposible: el afán de sus gobernantes de no exponerla lanzándola en aventuras, la ha expuesto más dejándola sola. Hasta nuestro desmesurado proteccionismo ha contribuído á enajenarnos la voluntad ó á entibiar al menos el afecto que pudieran sentir por nosotros algunas potencias de primer orden.