United States or Mexico ? Vote for the TOP Country of the Week !


Estábase de rodillas y en cruz una hora seguida; cuando empezaba á contar los éxtasis que le daban y las visiones que tenía, era el cuento de las cabras de Sancho. El esposo pedía á Dios que le librara de aquel infierno vivo. Doña Clara no amaba á su hija ni á su esposo, y éste que la había amado mucho, concluyó por aborrecerla.

Verdad que no acababa de aborrecerla, quiere decirse, que la aborrecía y me gustaba... cosa rara, ¿verdad? Ahora seremos amigas, crea usted que seremos amigas... ¿Lo duda usted? ¿Cómo he de dudar eso, criatura? Es que usted parece como que se sonríe un poquitín, cuando me lo oye decir. Está usted viendo visiones. Bueno va...

Yo te reconciliaré con la señorita... yo, si no quieres verla más, me encargo de decirle y de probarle que no eres ingrata. Ahora descúbreme tu corazón y dime todo lo que sientes y la causa de tu desesperación. Por grande que sea el abandono en que una criatura viva, por grande que sean su miseria y su soledad, no se arranca la vida sino cuando hay un motivo muy poderoso para aborrecerla.

Hacemos mal en aborrecerla; si la empleáramos en hacer el bien, en aliviar los dolores ajenos, en consolar al triste y socorrer al necesitado, no pensaríamos que la vida es dura y que mejor sería no tenerla. ¡Perdóname, Linilla mía, perdóname! Es cierto que mi carácter es un poco sombrío y taciturno; lo conozco y no puedo remediarlo. ¡Qué quieres!

La Nela tenía la rectitud suficiente para adoptar y asimilarse al punto la idea de que no podría aborrecer a su improvisada hermana. ¿Cómo aborrecerla, si se sentía impulsada espontáneamente a amarla con todas las energías de su corazón?

Te diré una cosa que ha de pasmarte indicó Fortunata con la expresión grave que tomaba cuando hacía una declaración de extremada y casi increíble sinceridad . Pues el día en que vi por primera vez a Jacinta, me gustó... sin que por gustarme dejara de aborrecerla. Una noche me acosté con el corazón tan requemado de celos, que me sentía capaz... hasta de matarla... mira .

Puede ser... puede ser... , es verdad; que queréis... ¡soy tan infeliz! Y la pobre Dorotea se desplomó, lloró y se cubrió el rostro con las manos. ¿Y queréis que no tenga remordimientos? No los tengáis. ¡Os he hecho desgraciada, sin poderlo evitar!... ¿La amábais?... Debéis aborrecerla... y ella...