Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 13 de junio de 2025
»Viendo esto, desatamos a los moros, y uno a uno los pusimos en tierra, de lo que ellos se quedaron admirados; pero, llegando a desembarcar al padre de Zoraida, que ya estaba en todo su acuerdo, dijo: ¿Por qué pensáis, cristianos, que esta mala hembra huelga de que me deis libertad? ¿Pensáis que es por piedad que de mí tiene?
Ha sido una suerte que Zoraida llamase... He pasado unos días de pena muy íntima, tanto que tal vez hubiese concluido por desahogarme, por decirle toda la verdad... Que lo quiero como a un hermano... o todavía más que a un hermano. Ya llegaban. Se paró: Por eso voy a pedirle una cosa, un favor... escuche, no entremos todavía. No dejen pasar tanto tiempo sin venir, usted y Adriana.
Durante un minuto quedaron ambas calladas. Al fin Adriana insistió. ¿Zoraida se impresionó mucho? ¿Ella sabía la pasión de papá?... Carmen fijó en ella una expresión de sorpresa. ¿Zoraida? ¡Por Dios! Adriana se confundió: Te quería preguntar... ¡Si no fue por Zoraida! Fue por mamá... ¿Tú no sabías?
Por confidencias de Carmen, supo Adriana muchas cosas relativas a Zoraida, que la afirmaron en la suposición de que ésta, realmente, había sido objeto de la imposible pasión y causa del suicidio de su padre. En la infancia Zoraida se había formado un propósito tenaz: ser monja.
Y era precisamente lo que la desesperaba a Laura, esa continua vigilancia, y que no pudieran los dos decirse una palabra sin que ella en seguida les pidiese cuenta. ¡Pobre Zoraida! Tampoco lo hizo por maldad, sino por temor de qué sé yo.
¡Siempre tu misma manía! Con esas ideas extrañas añadió Carmen todas debemos hacer lo posible para quedarnos solteras. El amor, para nosotras, sólo puede venir como una desgracia, replicó Zoraida. Y la voz le temblaba. Un día Adriana preguntó por Julio. ¡Está aquí! exclamó Carmen. Lo dejamos arriba, con abuelita, cuando tú llegaste.
"¡Qué extraña es la manía de Zoraida! pensaba Adriana. ¿Por qué suponer que el amor ha de traer por fuerza la infelicidad? Será sugestión que le dejó la muerte de papá... Y ahora ¿por qué consiente? ¿Por qué nos estimuló, la vez pasada, para que le diéramos bromas con José Luis?"
¡Bah! respondió Carmen todas nosotras somos lo mismo, aunque no queramos confesarlo... Vivimos de soñar en el amor. Y la actitud seria y el tono reflexivo de sus palabras, contrastaba con la apariencia de criatura de quince años que ella tenía. Lástima dijo Zoraida que Julio no haya oído las historias de abuelita, él que sólo se interesa por las cosas ideales.
Es nuestro mejor amigo, nuestro único amigo, porque a los muchachos parientes que suelen venir, ni los tenemos en cuenta. ¡Julio nos entiende tanto! ¿Quieres creer que yo, a él, le confesaría lo que ni a Laura ni a Zoraida podría decirles nunca? Y estas noticias embargaban completamente la imaginación de Adriana.
Pero ambos callaron, suspensos de la música de Zoraida, que se hallaba en uno de sus momentos de exaltación. El motivo de Beethoven jugaba con cierta gracia infantil, sus frases líricas parecían caminar sobre el teclado, frescas, ligeras, y acariciaban el oído sin despertar inquietud.
Palabra del Dia
Otros Mirando