Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 3 de junio de 2025
Quien piensa así es lo contrario de progresista, ya que debe entender que nada conduce mejor a la virtud que retroceder al estado selvático. Tu padre, con su zapatería, hubiera entonces contribuido no poco a la corrupción humana, porque los hombres calzados deben de ser mil veces más perversos que los descalzos. Pero no quiero aturrullarme. Ya no sé lo que te digo. Discursos, pues, a un lado.
Era obligado que penetrase creyéndose perseguida, que proyectase vagamente hacerse un par de zapatos, y que, de postdata, le acometiese el escrúpulo de si a Novillo le placerían aquellas visitas al zapatero subversivo. A poco de salir Felicita, cruzó, por delante de las puertas de la zapatería, don Anselmo Novillo, con solemnidad de hombre corpulento, machucho y poseído de su elegancia.
Difieren asimismo sobre la causa de la larga y no interrumpida ausencia del hijo, atribuyéndola unos a la viudez más alegre que recoleta del padre, para la cual hubiera sido estorbo o escándalo la presencia del hijo, y atribuyéndola otros al despego y a la soberbia de éste, que vivía en Madrid como caballerito muy elegante e ilustre, que hablaba de su casa solariega, y que repugnaba volver al lugar a ver la plebeya ordinariez de su padre y la primitiva y fundamental zapatería tenazmente conservada.
Apenas transcurridos cinco minutos, irrumpió en la zapatería el voluminoso y rubicundo don René Colignon, fabricante de achicoria y confitero. Su rubicundez era tan flamígera que proyectaba reflejos en las paredes.
Esta cultura es una civilizacion que triunfa a costa de la ciencia de Dios, y Dios no puede permitir que este pueblo sea el pueblo de la humanidad. ¡No! no puede ser el maestro del mundo, un pueblo que llama gran industria del siglo á la operacion de lustrar las botas, y céfiro á una tienda de quincalla, y estrella del Norte ó del Mediodía á un almacen de tapones de corcho, y buen pastor á un despacho de aceite y de vinagre, y sílfide á un mesón, y pensamiento á una zapatería, y bello pensamiento á unos confites.
No volví a asistir a las reuniones hasta muchos años después. Abrió mi padre, al fin, la zapatería con gran fortuna, y nos fuimos a vivir al local del establecimiento, de la parte del patio.
Hubo un tiempo en que estuve encantado, y ahora la realidad me desencanta. Hubo un tiempo en que yo volvia los ojos á Paris, como quien espera un milagro.... ¡Qué inocencia! ¡Al Pensamiento! Y me hallo que es una zapatería. ¡Al bello pensamiento! Y me doy de cara con una caja de confites. ¡A la sílfide! Y me encuentro de manos á boca con un grasiento restaurant. ¡A la gran industria del siglo!
Pasaban por un domicilio que era taller de zapatería, y los golpazos que los zapateros daban a la suela, unidos a sus cantorrios, hacían una algazara de mil demonios. Más allá sonaba el convulsivo tiquitique de una máquina de coser, y acudían a las ventanas bustos y caras de mujeres curiosas. Por aquí se veía un enfermo tendido en un camastro, más allá un matrimonio que disputaba a gritos.
Por lo pronto, no era verosímil que el francés adelantase todo el dinero que se necesitaba para pagar la deuda de Bellido y montar por lo grande la zapatería. Pero, aun cuando el señor Colignon lo ofreciese, él no lo aceptaba, porque sabía de antemano que era dinero perdido. Confesábase a sí propio, honradamente, no haber nacido para gobernar un negocio.
Creía que era muy probable que el animal le matara a él. Nunca había tenido 35 en las manos más armas que las de su zapatería. Cuando llegó al bosque, salió el jabalí, furioso de rabia y de hambre. Cuando Don Juan lo vio, empezó a correr en la dirección del palacio, y tras él, el jabalí. Don Juan llegó al palacio y se metió detrás de la puerta de la calle.
Palabra del Dia
Otros Mirando