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Actualizado: 3 de junio de 2025


Apolonio, desde el umbral de su zapatería de lujo, en actitud estatuaria y de fingido tedio e indiferencia, presenciaba aquel vivo y animado tumulto, con la misma envidia y nostalgia con que los inmortales en el Olimpo ven a los humanos agitarse a impulsos de ideales y pasiones que hacen la vida sabrosa y digna de vivirse.

Ya que el señor Colignon terminó de sahumar el ambiente con aquel copioso rebase de optimismo, Belarmino quedó un punto en suspenso, temeroso de que su interlocutor solicitase por último el significado de la palabra bilateral aplicada al establecimiento de zapatería.

Pensaba Don Juan muchas veces en las miserias de 55 su vida pasada, y hacía comparación con su dicha presente. En consecuencia de esto, una noche soñó con su zapatería y habló de sus hormas y de su lesna. La princesa oyó estas palabras y estaba muy triste. Creía que tal vez se había casado con un zapatero.

Por lo demás, el pueblo de la ciudad, compuesto de artesanos, participa del espíritu de las clases altas; el maestro zapatero se daba los aires de doctor en zapatería y os enderezaba un texto latino al tomaros gravemente la medida; el ergo andaba por las cocinas, en boca de los mendigos y locos de la ciudad, y toda disputa entre ganapanes tomaba el tono y forma de las conclusiones.

De modo, que hasta la policía, queriendo evitar los rótulos, rotulea tambien. A orillas del Mercado Nuevo hemos visto un anuncio en que se dice con letra bastardilla: «curso gratuito de piano, calle de Argel, núm. 3, enfrente del jardin de las Tullerías.» A la pensée. Llegamos: era una zapatería. Al bello pensamiento. Me aproximé, : era una caja de confites. Hautes nouveautés!

Belarmino continuaba siendo zapatero; su nuevo cuchitril continuaba siendo zapatería; no de otra suerte que la lancha quilla arriba sobre la playa continúa siendo una embarcación. Lo de ahora era como lo de antes; pero al revés. ¡Con qué fruición beatífica, acogido ya a seguro, contemplaba Belarmino el airado mar del mundo! Ahora Belarmino reposaba.

»Con que ya ven ustedes cómo así, a lo tonto a lo tonto, ha venido sobre mi asilo el pan de cada día. La suscripción fija creció tanto que al año pude tomar la casa de la calle de Alburquerque, que tiene un gran patio y mucho desahogo. He puesto una zapatería para que los muchachos grandecitos trabajen, y dos escuelas para que aprendan. El año pasado eran sesenta y ya llegan a ciento diez.

Los dos mellizos parecen dos rollos de manteca; pero buenos cocidos y buenos guisados les cuestan, que el ama se sabe cuándo empieza a comer, pero no cuándo acaba. La Juliana me dijo que probaremos algo de la matanza que le ha de mandar su tío el día del santo, y además dos cortes de botinas, de las echadas a perder en la zapatería para donde ella pespunta.

Aun al lado de este segundo fraile, Belarmino era una pavesa. Los dominicos penetraban entonces por primera vez en la zapatería de Belarmino. Luego que el zapatero encendió un quinqué de petróleo, el Padre Alesón tomó la palabra: Le causará maravilla vernos en su tienda, dadas las ideas que usted profesa....

¿Qué le ocurre a usted, amigo Apolonio? Parece usted febril. Don Anselmo, yo le digo: ya la ocasión es llegada que me cumpla como amigo una promesa sagrada. A ver, a ver.... En esta zapatería, y lo juro por mi dama, me prometió usté que haría que me estrenasen el drama. Y sostengo la promesa. Pero es el caso que no ha venido ninguna compañía dramática.

Palabra del Dia

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