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Actualizado: 16 de mayo de 2025


Es necesario evitar que eso suceda; pero nos volveremos á ver... , nos volveremos á ver... siempre que podamos, sin causar sospechas; en lugar retirado, donde nadie nos vea, donde nadie nos conozca; yo... guardaré vuestro secreto... no os hablaré jamás de ella... no me hablaréis de ella vos... nos veremos mientras vos queráis que nos veamos... después... después... si me abandonáis... yo os veré... iré cubierta con mi manto á la iglesia donde vos vayáis... cuando represente, si estáis en el teatro, yo os haré conocer sin que nadie lo conozca, que represento para vos; mi pensamiento será siempre vuestro... os lo juro... pero ahora idos.

Seguid, seguid haciendo vuestro equipaje, señora, que hemos de marchar esta misma noche; entre tanto descuidad, que yo he de traeros antes de media hora á don Juan. Y Quevedo, saludando á doña Clara y evitando prolongar la conversación, salió, porque le tardaba saber lo que hubiese de cierto en el negocio.

Bajó al patio Avendaño y entregóse en el libro, y comenzó a despachar celemines como agua, y a asentarlos por tan buena orden, que el huésped, que lo estaba mirando, quedó contento; y tanto, que dijo: Pluguiese a Dios que vuestro amo no viniese, y que a vos os diese gana de quedaros en casa; que a fe que otro gallo os cantase.

En fin, quien primero habló fue una de las dos zagalas, que dijo a don Quijote: -Detened, señor caballero, el paso, y no rompáis las redes, que no para daño vuestro, sino para nuestro pasatiempo, ahí están tendidas; y, porque que nos habéis de preguntar para qué se han puesto y quién somos, os lo quiero decir en breves palabras.

Murcia os proclama emir; Valencia os ofrece una corona; si venceis á Al-hamar, es vuestro todo el pais de Andalucía: ¿qué puede importaros, atendido vuestro brillante porvenir, una ciudad que ya no es mas que un nombre?

, ... vuestro padre... eso es... dijo Quevedo, que no quería que don Juan supiese que el tío Manolillo conocía aquel secreto. Mi padre ha hecho mal... dijo don Juan.

Yo le veo en el porvenir, sonriéndoos con gratitud, desde lo alto, al sumergirse en la sombra vuestro espíritu. Yo creo en vuestra voluntad, en vuestro esfuerzo; y más aún, en los de aquellos a quienes daréis la vida y transmitiréis vuestra obra.

En la corte es muy fácil hacer caer sobre una persona los delitos de otra; Calderón ha sido vuestro favorito y aún lo es, al menos para todo el mundo, que ve que en vuestra casa le tenéis, que en vuestra casa le curáis.

Para vuestro hijo... Pero oídme bien, es preciso que sepáis de dónde viene esto, y acordaos de decírselo a vuestro hijo cuando le escribáis. El cura, por la vigésima vez, repitió su discurso sobre madama Scott y miss Percival. A las seis volvió a su casa, muerto de fatiga, pero con la alegría en el corazón. ¡Lo he dado todo! exclamó, apenas divisó a Paulina, ¡todo, todo!

Hola dijo Bryce, que desde hacía tiempo codiciaba a Relámpago , venís montando el caballo de vuestro hermano; ¿por qué ha sido eso? Nada, le he hecho un cambio dijo Dunstan, cuyo placer en mentir, casi independiente de la idea de utilidad, no iba a disminuir en mucho la probabilidad de que su interlocutor lo creyera . Relámpago es ahora mío.

Palabra del Dia

condesciende

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