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Actualizado: 2 de septiembre de 2025
Los náufragos comenzaron otra vez el fuego, para obligar a los saurios a volverse al río; pero los terribles anfibios parecían dispuestos a renovar su acometida. No perdáis golpe decía el Capitán . Si podemos resistir siquiera diez minutos, la chalupa dejará el banco. Ya está todo él cubierto de agua dijo Cornelio . La marea sube rápidamente.
Yo acostumbro á escuchar siempre con indiferencia las hablillas de antecámara. Podrán ser hablillas, pero á la verdad, lo que yo he visto... ¡Ah! vos habéis visto... Sí por cierto, y algo que significa mucho; en primer lugar, he visto que el mayordomo mayor, duque del Infantado, ha tenido que volverse desde la puerta de la cámara del rey, porque el ujier no le ha dejado pasar.
Antes que amaneciese, se fue el que llevaba las lanzas y las alabardas, y ya después de amanecido, se vinieron a despedir de don Quijote el primo y el paje: el uno, para volverse a su tierra; y el otro, a proseguir su camino, para ayuda del cual le dio don Quijote una docena de reales.
Aquel día, que era el 22, empeoró el Delfín a causa de su impaciencia y por aquel afán de querer anticiparse a la naturaleza, quitándole a esta los medios de su propia reparación. A poco de levantarse tuvo que volverse a la cama, quejándose de molestias y dolores puramente ilusorios. Su familia, que ya conocía bien sus mañas, no se alarmaba, y Barbarita recetábale sin cesar sábanas y resignación.
Y entonces tomarán de cada parte el templo y el palacio, en que se reflejan la vida civil y religiosa del magnate y del pueblo, su fisonomía especial y privativa, para no volverse á confundir hasta que en uno ú otro campo la soberbia mole de la civilizacion se desplome y quede reducida á escombros.
Diciendo esto, salió precipitadamente de la casa, como si temiese volverse atrás de su determinación; y fue a aparejar su burra. Don Federico preguntó la tía María, cuando quedaron solos con la niña, que permanecía aletargada , ¿no es verdad que la pondrá usted buena con la ayuda de Dios? Así lo espero contestó Stein , ¡no puedo expresar a usted cuánto me interesa ese pobre padre!
Con todo su ingenio y travesura no pudo la anciana convencer al marroquí de la oportunidad de volverse al Madrid alto. «Y no sé le dijo echando mano de todos los argumentos , no sé cómo vas a arreglarte para vivir en este monte de tus penitencias.
Las señoritas de Meré, al escuchar tal pregunta, quisieron volverse locas de alegría. Se les caían las lágrimas de risa. ¡Ay, qué Paquito! ¡Ay, qué corazón!... ¡No distingue un San Juan de un Salvador! Y ríe y que te ríe. Hacía muchos años que no habían oído nada tan gracioso.
Una criada, toda azorada, retira el capón en el plato de su salsa; al pasar sobre mí hace una pequeña inclinación, y una lluvia maléfica de grasa desciende, como el rocío sobre los prados, a dejar eternas huellas en mi pantalón color de perla; la angustia y el aturdimiento de la criada no conocen término; retírase atolondrada, sin acertar con las excusas; al volverse tropieza con el criado que traía una docena de platos limpios y una salvilla con las copas para los vinos generosos, y toda aquella máquina viene al suelo con el más horroroso estruendo y confusión.
Era mi madre en toda su belleza, menos la de los ojos, pero flotando su mirada al través de la eternidad; mis labios tocaron con cariño y horror aquella frente, ¡aquel ataúd, al volverse a cerrar, guardaba ya mis lágrimas!
Palabra del Dia
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