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Actualizado: 23 de octubre de 2025
Eran los cables vivientes de los sumergibles, que le habían cazado en el seno del mar. Salió á la superficie remolcado por estos lazos, que se clavaban en sus carnes, y para evitar su cruel mordedura hizo pie en la arena, procurando correr hacia la costa con una velocidad igual á la de los buques.
Esas mudas, á que es dado llamar la muerte cotidiana y parcial, llenan el mundo de los mares, de una riqueza gelatinosa de que en el acto se aprovecha la vida naciente, encontrando en suspensión la superabundancia oleosa de esa trasudación común, las partículas todavía animadas, los líquidos vivientes que no han tenido tiempo de perecer.
Lo que me fuerza á creer de veras que no hay vivientes en él, es que ninguno que tuviese razon querria habitarle. ¿Qué importa? dixo Micromegas, acaso no tienen sentido comun los habitantes, pero al cabo no es de presumir que se haya hecho esto sin algun fin. Decis que aquí todo os parece irregular, porque está todo tirado á cordel en Júpiter y Saturno.
Acaba de subir un mundo de seres vivientes de las profundidades á la superficie, siguiendo el atractivo del calor, del deseo y de la luz. La que produce la luna pálida y suave, agrada á la gente tímida, siendo el fanal que al parecer les alienta para su gran festín amoroso. Y van subiendo, subiendo todos juntos, sin que uno solo se quede atrás.
La moral no es más que el instinto social arraigándose cada vez más de generación en generación. Pero este instinto puramente animal que el hombre comparte honrosamente con los demás seres vivientes, en particular con las focas y los bisontes machos, cuyo sentido moral es admirable, no tiene más razón de ser que el bien general.
Vamos por fin á cometer la mayor de las crueldades: ceguemos en un momento á todos los vivientes que hay sobre la tierra, y aun á todos los que pueda haber en los astros.
Todos iban en pie contemplando con satisfacción orgullosa los prados y los árboles, los campesinos y los ganados que dejaban tras sí. Mas los prados, los árboles y los seres vivientes que se agitaban en aquel delicioso paisaje no recibían con igual satisfacción la visita del huésped. Sus penetrantes silbos estremecían la campiña.
La cómica aparición estaba compuesta de tres animales distintos, uno sobre otro, ó más bien, de dos seres vivientes llevando en medio un féretro. El paguro nacía con la parte posterior desprovista de coraza: un excelente bocado, tierno y sabroso, para los peces hambrientos. La necesidad de defenderse le hacía buscar una caracola para guardar la parte débil de su organismo.
Si se retiraba el plancton caprichosamente, bogando hacia otro litoral, los rebaños marinos emigraban detrás de las praderas vivientes y la llanura azul quedaba vacía como un desierto maldito.
Encontró esos lugares tal cual los había dejado. La impasibilidad de la eterna Naturaleza lo lastimó como un insulto: si al menos algo hubiera sido destruido en la tierra; si al menos hubiera visto en su derredor los rastros de una devastación parecida a la que él sentía en su interior. Los montes seculares, las aguas perennes, voraces sepulcros de seres vivientes, permanecían inmutables.
Palabra del Dia
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