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Actualizado: 10 de noviembre de 2025
Las dos beatas se alejaron en busca de otro confesonario menos concurrido. Realmente á ellas les agradaba poco el Padre Paulí á pesar de su fama. Siempre escuchaba con impaciencia, cuando á través de la rejilla percibía el olor agrio de las mantillas viejas. Mostraba prisa con aquellas intrusas que se mezclaban en su elegante rebaño.
A los muchachos, muchachas, viejos, viejas y otros de esta calidad, se les debería emplear en cosas que cómodamente pudieran hacer, de forma que ganaran para comer y vestir; pues, como digo, hay para ocuparlos a todos con utilidad de la factoría.
Cuando al fin pudo entrar, vió libros, muchos libros, libros por todas partes, esparcidos en el suelo, alineados sobre tablas, apilados en los rincones, invadiendo sillas desvencijadas, mesas viejas, y una cama que sólo era rehecha de tarde en tarde, cuando el dueño, alarmado por la creciente invasión de polvo y telarañas, reclamaba el auxilio de una amiga de la portera.
Adentro aguardaban al cura el alcalde con algunos ancianos y algunas mujeres de edad. El cura se quitó el sombrero delante del alcalde, dando así un ejemplo del constante respeto que debe tenerse a la autoridad, emanada del pueblo; saludó cariñosamente a las viejas vecinas, y entró conmigo y los hombres a su saloncito, que no era más grande que un cuarto común.
Este caballerito da unos gritos ... dijo Paz, alzando mucho la voz. ¿Ves? Ha venido á las doce. ¿Qué te parece, Salomé? Habrá estado en algún club de gente perdida. ¡Bonita alhaja hemos metido en casa! ¿Y dice usted, caballerito, que ha tenido que hacer? Sí, señora: he tenido cierto negocio contestó Lázaro un poco amostazado con las impertinencias de las dos viejas....
Entonces las viejas, tía y madre, dijeron que cómo era posible que a un caballero tan principal se pareciese un pícaro tan bajo como aquél. Y porque no sospechase nada de ellas, dijo la una: -Yo le conozco muy bien al señor don Filipe, que es el que nos hospedó por orden de mi marido, que fue gran amigo suyo, en Ocaña.
Allí estaban las famosas Siete Calles, núcleo de la antigua villa, las iglesias viejas, el comercio rancio y las fortunas modestas y morigeradas de los tiempos primitivos.
Os pregunto, querida, si tenéis la simpleza de tomar en serio las viejas rutinas sociales, las tontas convenciones de nuestros padres... ¡y en especial el matrimonio! ¿A dónde vamos a parar, amado Julio?
Había llevado mi educación en este punto hasta el refinamiento, haciéndome vestir muchas veces viejas y pesadas armaduras de familia para que realizara con más facilidad los ejercicios de equitación que me enseñaba.
7 Mas las fábulas profanas y de viejas, desecha, y ejercítate para la piedad. 8 Porque el ejercicio corporal es provechoso para un poco; mas la piedad a todo aprovecha, porque tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera. 10 Que por esto aún trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, el cual es Salvador de todos los hombres, y mayormente de los fieles.
Palabra del Dia
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