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Actualizado: 10 de julio de 2025
mirase el agua, sin la preposición a, aunque solía usarse ante complemento directo de cosa en la época clásica. A. Castro, Teatro antiguo español, II, 214. Véase la nota anterior. achaques: "la escusa que damos para no hazer lo que se nos pide o demanda, de donde nació el proverbio, Achaques al viernes por no ayunarle." Covarrubias, Tesoro. a la he, a la fe.
Adiós, Aldama concluyó diciéndole y apretándole al mismo tiempo la mano ; que no falte usted el viernes. Hace dos o tres semanas que no le vemos. Rojas recibía a sus amigos los viernes por la noche en su casa. Era una tertulia casi exclusivamente de literatos donde predominaban los jóvenes.
Yo fui quien le encontré un viernes por la mañana, de rodillas, delante de la reja de la capilla del Cristo, inclinada la cabeza sobre las barras. Le llamé y no respondió.
Para fijar el día, tuvo que pensarlo porque no quería dar cuenta a doña Lupe de tal visita, temerosa de que metiera en ella su cucharada, y discurrió que era preciso escoger un día en que la de los pavos fuera al Monte de Piedad. «El viernes... ¿le parece a usted bien?, de diez a once de la mañana». Perfectamente... Adiós, hija, conservarse. Que la espero a usted. Que no me dé un plantón.
El mismo día a la tarde se repite la función del antecedente, variando el paso de la procesión, y en el Viernes y Sábado Santo no hay nada de particular, pues los oficios de la mañana son como se practican en todas partes, y las tinieblas y procesiones como las de los días antecedentes, a excepción de los pueblos en que se hace descendimiento.
Mis sirvientes, haraganes y perezosos, adquirían cierta actividad a contar del viernes y cuando quería hacerles andar listos en un mandado, me bastaba anunciarles que a la primera tardanza no habría toros, para verlos volar.
Pasaron cuatro días; ya no me acordaba de aquella niña, o si me acordaba era de un modo vago, como la memoria de los días risueños de la juventud. Tenía casi ultimados mis negocios y andaba preocupado con la elección del día para marcharme. Será cosa, a más tardar, del viernes o el sábado, me dije después de comer, encendiendo un cigarro y echándome a la calle.
Cuando al cabo de un rato tornaron a entrar, la niña de Calderón tenía la carita encendida, los ojos brillantes, con una expresión sumisa y dichosa a la vez, que si no temiéramos cometer una profanación en viernes de Cuaresma, compararíamos a la de la Virgen María cuando el ángel Gabriel le anunció que concebiría del Espíritu Santo. Continuó la reunión con un carácter semirreligioso.
Viernes 21 á medio dia, se hallaron en 51 grados y 25 minutos. Sábado 22 á las siete de la tarde, hubo turbonadas de truenos y agua, y navegaron al norte. Domingo 23 al amanecer, se hallaron en la costa que corre al sur del puerto de Santa Cruz, y á las diez y media anclaron al este de dicho puerto, á media milla de distancia, en 9 brazas de agua, en 50 grados y 20 minutos de latitud.
Don Juan anda mientras tanto aburriéndose en visitas y sin poder desechar de la imaginación aquellos pies que pisan la arena como sin tocarla. «Sí, el traje el mismo, menos las medias; las de ayer eran negras con lunares azules... Parece que se le han agrandado los ojos. ¡Y qué cuerpo!» Viernes, sábado y domingo. Lluvia continuada: un temporal.
Palabra del Dia
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