Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 7 de julio de 2025
Ni más ni menos se las habían dado a Teresa Panza, mujer de Sancho, la cual, desgreñada y medio desnuda, trayendo de la mano a Sanchica, su hija, acudió a ver a su marido; y, viéndole no tan bien adeliñado como ella se pensaba que había de estar un gobernador, le dijo: ¿Cómo venís así, marido mío, que me parece que venís a pie y despeado, y más traéis semejanza de desgobernado que de gobernador?
Durante la comida no había dicho una palabra; tenía el color arrebatado, estaba muy inquieto, dando a cada instante suspiros hondísimos. Cuando subió a acostarse no tenía ya el rostro encendido, sino de color de cola. «¿Tienes jaqueca?» le preguntó su mujer, viéndole desplomarse en una silla y apoyar la cabeza en las manos.
Sus pasos resonaron en el templo vacío. Afuera, el sol de mediodía iluminaba el espacioso atrio y la fachada de los edificios vecinos. Todavía formaban corrillos los mozos que acuden para ver salir de misa a las muchachas. Uno de ellos, viéndole pasar, le palmeó amigablemente. Muñoz, abrumado, ni siquiera le miró.
Escudero montó en cólera, una cólera ciega. «¡Cómo! ¿Qué formalidad era aquélla? ¿No sabían que ya estaba agotado el presupuesto de los gastos de boda, que no se podía andar en los libros, que él era un hombre de negocios, un hombre de orden?» Doña Eugenia viéndole tan irritado determinó pagar con sus ahorros aquella suma y dejar en paz los libros de su esposo.
Entonces conoció Fermín a su «ángel protector», como él le llamaba; al hombre que, después de Salvatierra, era el dueño de su voluntad, a Dupont el viejo que, viéndole un día, recordó vagamente ciertas muestras de respeto, ciertos pequeños favores a su casa y a su persona, en la época en que aquel infeliz iba por Jerez con aire de amo, orgulloso de su gorro colorado y de las armas que hacía resonar a cada paso, con un estrépito de ferretería vieja.
16 Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a sus discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y con los pecadores? 17 Y oyéndolo Jesús, les dice: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los que tienen mal. 19 Y Jesús les dice: ¿Pueden ayunar los que están de bodas, cuando el Esposo está con ellos?
69 Y la criada viéndole otra vez, comenzó a decir a los que estaban allí: Este es de ellos. 70 Mas él negó otra vez. 71 Y él comenzó a maldecir y a jurar: No conozco a este hombre de quien habláis. 72 Y el gallo cantó la segunda vez; y Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y pensando en esto, lloraba.
En el galeón de Cigala iba una compañía de sicilianos del Capitán Lope de Figueroa y otra de gastadores. En viéndole surto, hicieron lo mesmo que los calabreses, y aún más, porque mataron al Sargento y llevaron al Alférez ligado en tierra, y trataban de tirarle con las escopetas. El Capitán de la compañía había quedado en Malta.
Por fortuna era tan dulce el Padre que no podía mover a odio, y tan silencioso y modesto que no excitaba la envidia. Todo se redujo a que le olvidasen, viéndole; género de olvido que ocurre con frecuencia.
ELECTRA. Porque viéndole, pienso que todo el terreno ganado lo perderé en un solo instante. ELECTRA. ¡Oh! sí, alguno... no mucho todavía. DOROTEA. Entiendo, querida hermana, que el ver a la persona te servirá para probar si, en efecto, puedes... DOROTEA. No esperes, Electra, que tus propias ideas te den la paz. Confía en Dios y en las personas que Dios te envía. Alguien quizás negará que lo sea.
Palabra del Dia
Otros Mirando