Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 2 de julio de 2025


No he estado en Europa. Desciendo de un vasco remoto que en el primer tercio del siglo pasado empezó a apoderarse de la tierra por centenares de leguas. Por diversos entronques familiares, he venido a pertenecer, al cabo de un siglo, al patriciado de mi país y a su alta sociedad.

¡Ah! se oía exclamar en diversos sitios ; no hemos venido aquí para chamuscarnos la planta de los pies. Es hora de hablar, de ponernos de acuerdo. ¡, ; pongámonos de acuerdo! ¡Nombremos los jefes! No; todavía falta mucha gente. ¡Ved cómo siguen llegando de Dagsburg y de San Quirino!

Yo no soy casado, ni hasta agora me ha venido en pensamiento serlo; y, con todo esto, me atrevería a dar consejo al que me lo pidiese del modo que había de buscar la mujer con quien se quisiese casar.

No es muy correcto que una señora venga á visitar á un hombre tan malfamado como ; pero ¡habrán venido tantas aquí antes que yo! Y estas palabras fueron acompañadas de una risa maliciosa. A continuación se puso seria, y dijo con timidez: Vengo por negocios... por un asunto de dinero.

Pero al salir arrogante y altanero del despacho, resuelto a cualquier violencia si se me provocaba a ella, todavía sentí su mirada luciente y acerada en el cogote. Cuando se hubieron pasado los primeros momentos de sorpresa y de cólera y, ya en la calle, pude reflexionar, caí en un profundo abatimiento. Creí que todo había venido al suelo, todo lo que constituía mi felicidad.

Tome asiento, don Melchor. ¡Pero cuánto gusto de verlo!... ¿Y solo ha venido? Ya le dije, Ramona: solo; mis compañeros quedaron en la estancia algo doloridos porque ayer anduvieron mucho a caballo. Así es... bueno, cuando no hay la costumbre... ¿Y usted no? ¡Ya ve: me he venido de un galope; mire por la puerta cómo ha sudado el zaino!

Si ese hombre no hubiera venido á Madrid, no hubiera conocido á doña Clara Soldevilla, y no hubiera podido ayudarla, cuando esa mujer servía á la reina con su vida, con su honra; no hubiera encontrado á Quevedo, y sin Quevedo, no hubiera herido á tu buen secretario don Rodrigo Calderón; si no hubiera herido á don Rodrigo, si no le hubiera arrebatado las cartas que tenía de la reina...

Después se desmayó; volvió en , abrió los ojos que ya cristalizaba la muerte y pronunció con acento ininteligible estas palabras: ¡No ha venido! En seguida dejó caer la cabeza en la almohada y exclamó en voz alta y firme: Misericordia, Señor.

Eran manjares de Europa y de la América del Norte, que tenían un sabor á largo encierro, á estaño y á hojalata: carnes de cerdo de Chicago, salchichas de Francfort, foie gras francés, sardinas de Galicia, pimientos de la Rioja, aceitunas de Sevilla, todo venido, á través del Océano, en botes metálicos ó cubiletes de madera. Lo más extraordinario eran las bebidas.

Ni los pollos nuevos cuando rompían el cascarón, ni los cachorros de la Linda, ni los recentales de la vaca, consiguieron nunca fijar así las miradas atónitas de Perucho. No podía él darse cuenta de cómo ni por dónde había venido tan gran novedad; sobre este tema, se perdía en reflexiones.

Palabra del Dia

hilaban

Otros Mirando