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Actualizado: 20 de noviembre de 2025


Sin embargo, ¡qué de veces lleva tesoros su cesto! ¡Pero tesoros impagables! Ved aquel amante, que cuenta diez veces al día y otras tantas a la noche las piedras de la calle de su querida. Amelia es cruel con él: ni un favor, ni una distinción, alguna mirada de cuando en cuando... algún... nada.

Se encuentra en las convulsiones de la desesperacion; ved los mortales: quieren penetrar los secretos que son superiores a su naturaleza. iPero ved como se domina a si mismo, y como somete sus tormentos a su voluntad! si hubiese sido un espiritu como nosotros hubiera sobrepujado a todas las otras inteligencias celestes.

«¡Ved decía Carlos, ved sobre las nubes el ángel que nos contempla y nos bendice! ¡Angel adorado que habitas en el cielo!... ¡Virgen pura, vuelve a tu patria y dirígenos desde ella tu divina voz, diciendo: ¡Ven!... ¡ven!... ¡ven!...»

Pero no se vaya a creer que Rosas no ha conseguido hacer progresar la República que despedaza, no; es un grande y poderoso instrumento de la Providencia, que realiza todo lo que al porvenir de la patria interesa. Ved cómo.

Resulta, pues, que vos para don Francisco sois más la vanidad que el deseo. Es verdad. Si vos dijérais al duque de Lerma: no volváis más á poner los pies en mi casa, el duque, herido en su vanidad, sería capaz de hacer cualquier desatino. ¡Oh! el duque haría cuanto yo quisiera, sólo porque no pudiera nadie decir: la Dorotea le ha despedido. Pues bien; ved ahí por qué he venido yo á veros.

Os suplico que os expliquéis. ¡Que me explique! Quevedo es amigo de la reina, de esa mujer á quien todos creen una santa, que á todos engaña. Por Dios, Dorotea, ved lo que decís; no comprendo por qué os irritáis.

Eran dos millonarios en capullo. Zarapicos decía a Gonzalete: «Verás, verás cómo semús cualquier cosa». Antes de llegar a las altas posiciones comerciales tenían que pasar por humillante aprendizaje y penoso noviciado. ¡Recoger colillas! Ved aquí un empleo bastante pingüe.

Del pasado primero el vaho aleve, no empañó un solo instante su pureza semejante a la nieve que del Alpe se posa en la cabeza. ¡Mirad! Allá en su frente, la alborada riente de sus tintas los haces amontona, ciñéndola esplendente y sin rival magnífica corona. ¡Ved!... a sus bellos ojos asoma el rosicler de la mañana y son sus labios rojos envidia de la grana.

Ved, pues, lo que me mandáis para Nápoles, que tengo que hacer bastante, y verme quiero fuera de Madrid antes de que acabe la noche. Sacadme antes de iros, si podéis, de este pantano en que me encuentro. A ver voy á Lerma y os le enviaré, y él hará lo que sea menester, que él lo puede todo. ¿Y no volveremos á veros por aquí? Acaso.

Decíroslo quiero, respondió doña Guiomar, porque bastante habéis hecho con darme música para que él viva atento hasta averiguar quién el de la música haya sido, y buscarle riña; conque así, ved si una dama que tan a su despecho tiene un enamorado o empeñado que tan celoso la guarda, aunque tan sin razón ni derecho para ello, os conviene por lo que pueda costaros.

Palabra del Dia

vengado

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