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Actualizado: 8 de junio de 2025


La reina sabe con cuánto celo la servís, cuánto os interesáis por ella, os tiene en opinión de santo y se alegra siempre de veros. Podrá suceder que también veáis á su majestad el rey, porque lo único que puedo deciros es que ya el rey no encuentra dificultad alguna en pasar al cuarto de la reina; como que de cierto sobresalto recibido anoche anda enferma la duquesa de Gandía.

No he tendido un arco hace dos semanas, pero eso no quita que os pueda dar una lección práctica, para que sepáis cómo taladrarle los sesos á un escocés, aunque sólo le veáis las plumas de la gorra.

Quiero que vean esos canallas cómo tratamos a los trabajadores que son buenos y sumisos. Y encarándose con el rebaño agradecido, decía modestamente: Cuando veáis a los de la huelga, decidles cómo tratan los Dupont a sus trabajadores. La verdad: sólo la verdad.

Los antecedentes no son malos. Sin embargo, cuando veais que la tempestad arrecia, que el motin sube ya la escalera, cuando golpee á la puerta del gabinete el osado demagogo que lleva en una mano el papel que se ha de firmar, y en otra el puñal ó una pistola amartillada; temed mas por la suerte del negocio, que por la vida del magistrado. Es probable que no morirá; la entereza no es el heroismo.

16 Cuando asistáis a las hebreas, y veáis el sexo, si fuere hijo, matadlo; y si fuere hija, entonces viva. 17 Mas las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, y daban la vida a los niños. 18 Y el rey de Egipto hizo llamar a las parteras y les dijo: ¿Por qué habéis hecho esto, que habéis dado la vida a los niños?

"En teníades bien que hacer, y no haríades poco si me remediásedes", dije paso, que no me oyó; mas como no era tiempo de gastarlo en decir gracias, alumbrado por el Spíritu Santo, le dije: "Tio, una llave de este arca he perdido, y temo mi señor me azote. Por vuestra vida, veáis si en ésas que traéis hay alguna que le haga, que yo os lo pagaré."

Marta unió las manos y dijo con voz suplicante, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas: ¡Ah, señora! comprendo vuestra justa cólera, pero dejadme explicaros cómo sucedió esa desgracia. Quizá veais en mis palabras una razón para no ser inexorable con vuestra pobre e inocente sirvienta... No os andéis con tantas vueltas, os digo. Yo llevé con vuestro permiso a la señorita a casa del guarda.

Esta comedia, llamada El verdadero amante, quise dedicaros por haberla escrito de los años que vos tenéis; que aunque entonces se celebraba, conoceréis por ella mis rudos principios, con pacto y condición de que no la toméis por ejemplar, para que no os veáis escuchado de muchos y estimado de pocosCuando el hijo se dedicó después á la carrera militar, renunciando á la poesía, casi se mostró el padre arrepentido de la estricta obediencia, mostrada por él á sus consejos.

Palabra del Dia

lanterna

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