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Actualizado: 23 de junio de 2025
No he podido contenerme y me he vuelto con rabia: ¡Pero hablen, hablen delante, que es menos cobarde! No he querido oir lo que han dicho y me he ido. ¡Ya no es vida la que llevo! #8 p.m.# ¡Quieren irse! ¡Quieren que nos vayamos! ¡Ah, yo sé por qué quieren dejarme!...
Diez, no, tienen que ser más... No vayamos mermándola tanto que resulte una mezquindad. Ya sé yo que otro no se los daría. ¡Doce mil reales a una mujer! En el teatro resultaría absurdo, inverosímil; ¡pero yo soy quien soy! La chica me gusta como no me ha gustado ninguna mujer. ¡Si no fuera por miedo a la duplicación de mi individuo, un demonio la dejaba yo!
Te acompaño, dijo la señorita Guichard, y se levantó. Es usted muy amable; respondió Herminia con serenidad. Salieron por el parque y echaron á andar delante del castillo. Pero este paseo tan lejos del foso en que se impacientaba Mauricio no entraba en los cálculos de Herminia, que dijo al cabo de un instante: Hace mucho sol por aquí; ¿quiere usted que vayamos á la sombra?
El general y Castro ocuparon el sitio de las damas. Estas se fueron al salón grande: mas antes de llegar a él, dijo Pepa: Mira, tengo que hablarte de un asunto importante. Vamos a otro sitio. Clementina la miró con sorpresa. ¿Quieres que vayamos al comedor? No; mejor es que subamos a tu cuarto.
El caso está en que, para evitar la posibilidad remota de perder Barcelona una vez, no vayamos realmente a perderla dos veces, primero arrasándola, y segundo, invirtiendo en el arrasamiento el dinero que costó la edificación. Por otro lado, el problema de Barcelona es urgente, y si el arrasamiento puede durar cincuenta o sesenta años, no creo que constituya una solución eficaz.
Pero ¡cíteme usted un hecho, cíteme un hecho! gritaba Sandoval; seamos enemigos de las discusiones huecas, de las frases vacías y vayamos al terreno de los hechos, añadía gesticulando elegantemente. Hechos, señores, hechos, lo demás es preocupacion que no quiero llamar filibustera. Pecson se rie como un bendito y le interrumpe. ¡Ya está el filibusterismo!
Pues nada más sino que eres una tonta rematada, y que por esta simpleza que estás haciendo merecías que me enfadase y te calentase la cara manifestó Velázquez sin dejar de sonreir. Está bien. Adiós. Y de nuevo se volvió para irse. Pero Velázquez la retuvo tomándole una mano. Vamos, niña, no te pongas guasona; no vayamos á enredar el asunto más de lo que está.
Quedó suspensa un instante y dijo sonriendo: ¡Sabes que esto es muy prosaico! ¡Quemar mis cartas de amor en un fogón! ¡Uf!... Me parece que debemos concluir con ellas de un modo más poético.... ¿Quieres que nos vayamos a quemarlas al campo?... De este modo daremos juntos un último paseo; nos despediremos dignamente. Como gustes articuló el joven en voz apenas perceptible.
¿Qué quiere este animal de antropófago? dijeron Hans y Cornelio, mientras los chinos se iban retirando prudentemente hacia las chalupas. Querrá ordenarnos que nos vayamos dijo el Capitán . Estos salvajes tienen la pretensión de que ningún extranjero venga a pescar a sus costas; pero este horrible y ridículo ejemplar de la raza australiana se engaña si cree que vamos a obedecerle.
Que nos vayamos á una hostería. ¿Y Dorotea, que estará con cuidado? Se la avisará. Pues á la hostería. ¿Y á dónde que no nos molesten? dijo Juan Montiño. A la Cava Baja de San Miguel. Allí hay truchas y perdices frescas. Pues á la Cava Baja. Los tres jóvenes se pusieron en marcha. El aporreado parecía haber olvidado su aporreo, y charlaba como los otros dos.
Palabra del Dia
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