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Antes que se acabase de untar me dijo que, ora se quedase su cuerpo en aquel aposento sin sentido; ora desapareciese dél, que no me espantase, ni dejase de aguardar allí hasta la mañana, porque sabría las nuevas de lo que me quedaba por pasar hasta ser hombre. Díjele bajando la cabeza que haría, y con esto acabó su untura, y se tendió en el suelo como muerta.

Otra vez, como estuviera en mangas de camisa, le estamparon en la espalda una galerada recién impresa, con la tinta fresca de un letrero que decía: «Se vende este perroHasta llegaron a rellenarle las botas con la grasa de untar las ruedas de la máquina, mientras él estaba trabajando con alpargatas para mayor descanso.

Y esto ha de ser con tal que el aguador no muera, y con que no falte ungüento para untar a todos los ministros de la justicia; porque si no están untados, gruñen más que carretas de bueyes.

Llámase mona á una gran bolsa ó protuberancia que sale á algunos maíces en el tallo, y que después de seca se convierte en un depósito de polvo negro y pegajoso; bolsa que suelen guardar cuidadosamente los aldeanos al coger el maíz, para untar con ella en la deshoja la cara del más cercano, cuando más descuidado esté. Prodújose la alarma de costumbre; pero la mona no pareció por ninguna parte.

Á la vista de todos estos objetos la deshoja se alborotó, y á merced de la efervescencia pudo un colindante untar á su placer con una mona la cara del celoso y rechoncho mocetón que había gritado antes, de mentirillas.

En su mesa tenía un revolver descargado que nunca tocaba sino volviendo la cabeza y cerrando los ojos. Si usted no puede, acudiré á otro, pero entonces necesito mis nueve mil pesos para untar las manos y cerrar los ojos. ¡Mueno, mueno! dijo al fin Quiroga; ¿pelo pone pileso mucha genti? manda liquisa, ¿ja?

Despues que apagamos el fuego, dije al amo que debia untar las quemaduras con manteca sin sal, y no bien hube acabado de pronunciar estas palabras, cuando una jóven de catorce ó diez y seis años echó á escape, y trajo un papel con bastante porcion de manteca. La juventud es tan ardiente como generosa.

Por último, dijo con malísimo humor: «¡Qué bien finge usted! Perdone vuecencia replicó Encarnación en el tono más cómico del mundo . Perdone vuecencia que no la hubiera conocido... Pero vuecencia tendrá que hacer diligencias y buscar papeles. Tengo papeles..., ¡y qué papeles! ¿Quiere vuecencia que le preste dos reales?..., porque tendrá que untar escribanos.

Pues yo les voto a tal que si me traen a las manos otro algún enfermo, que, antes que le cure, me han de untar las mías; que el abad de donde canta yanta, y no quiero creer que me haya dado el cielo la virtud que tengo para que yo la comunique con otros de bóbilis, bóbilis.

Como la enferma no estaba muy segura de padecer todos los males de que se quejaba, temerosa muchas veces de que las pócimas recetadas no fuesen necesarias dentro del estómago y acaso perjudiciales, prefería por regla general el uso externo, con lo cual se aumentaban las fatigas del cónyuge curandero, porque todo se volvía untar y frotar el cuerpo delgaducho y quebradizo, quejumbroso y desvencijado, de su media naranja o medio limón, como él la llamaba para sus adentros; porque los desahogos de Bonis eran de uso interno, al contrario de lo que sucedía con las medicinas de su mujer.