Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 5 de junio de 2025


»La mujer se callaba. El marido me dijo, si no recuerdo mal, algo como esto, y muy conmovido: » Señora mía, yo la compadezco a usted con todo mi corazón; yo no dudo de la sinceridad de cuanto nos dice; yo la creo a usted capaz de todo lo que promete, y la aseguro que haría los imposibles por poner las cosas en donde debían estar, si las cosas esas tuvieran remedio a la hora presente; pero con estos mis buenos deseos, que son los de mi mujer, créame, aunque no lo parezca así...

Al pasar por delante de las vastas pajareras al aire libre, que son los palacios enrejados de innumerables lindísimas aves, un torrente de las mas variadas armonías se difunde en el viento, formando el concierto mas encantador. Allí todo es movimiento, alegría, canto inagotable, como si los millones de voces de la creacion tuvieran sus ecos en el seno de las lucientes jaulas.

Generalmente era en las altas horas de la noche cuando éstos se veían obligados a venir a conferenciar con él; pero también durante el día solía molestarles, como si no tuvieran en el otro mundo otra ocupación más perentoria.

Con frecuencia terminaba sus narraciones con estos versos de Concha, en su Arte de Navegar: Por tierra y por mar profundo Con imán y derrotero, Un vascongado el primero Dió la vuelta a todo el mundo. Y aunque estos versos no tuvieran relación alguna con lo contado, por el tono solemne con que los recitaba mi tía Úrsula, me parecían un final muy oportuno para cualquier relato.

Y por aquellas galerías discurriendo con tráfago incesante una muchedumbre de obreros, cuyas gigantescas siluetas allá a lo lejos temblaban a la vacilante y tenue luz que reinaba. Oíanse sus gritos unidos al chirrido de las carretillas: parecían presa de un vértigo, como si tuvieran que cumplir su labor misteriosa en plazo brevísimo.

Constaba de tres naves, la del centro ancha y elevada como la de una catedral; las de los lados, bajas y estrechas; todas ellas enjalbegadas en otro tiempo, muy lejano, cubiertas ahora de polvo, descascaradas por varios sitios y salpicadas de manchas extensas y misteriosas. Los altares, profusamente tallados, ofrecían ya un color gris muy diferente del dorado que en un principio tuvieran.

Vente conmigo y vamos a dar una vuelta por las rondas del Sur». Fortunata no pensaba más que en complacerle, y accedió con algún recelo, pues siempre que paseaban juntos, aunque fuera por sitios apartados, temía encontrarse a Maximiliano o a doña Lupe a la vuelta de una esquina. Esta idea le hacía temblar. Pasearon un buen ratito, sin que tuvieran ningún encuentro desagradable.

Y malo sería que cuando cada quisque tiene la mano en la garganta del vecino y cada baroncillo marcha al frente de su mesnada contra el primero que se le ponga en el camino, no tuvieran medios de ganarse la vida en aquel río revuelto los quinientos arqueros ingleses que forman la invencible Guardia Blanca.

Pero de lo que más me admiro es que debajo de nosotros hay otras gentes, a quien llaman antípodas, sobre cuyas cabezas, los que andamos acá arriba, traemos puestos los pies, cosa que me parece imposible; que, para tan gran carga como la nuestra, fuera menester que tuvieran ellos las cabezas de bronce.

En cambio, como la tuvieran sentada en una silla haciendo trabajos de marca de ropa se aburría de lo lindo. También era muy de su gusto que la pusieran en la cocina a las órdenes de la hermana cocinera, y era de ver cómo fregaba ella sola todo el material de cobre y loza, mejor y más pronto que dos o tres de las más diligentes.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando