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Actualizado: 8 de mayo de 2025


El pequeño Febrer, cuando el carruaje transponía una garganta, en lo más alto de la sierra, lanzaba gritos de alegría contemplando a sus pies el valle de Sóller, el jardín de las Hespérides de la isla. Las montañas, obscuras de pinares y moteadas de blancas casitas, tenían las cumbres envueltas en turbantes de vapores.

Créese que el rey la hizo á costa de un caballero que habia asesinado á su muger. Descubriéronse cerca de este sitio varias lápidas con turbantes, que son las que han dado lugar á creer que fue panteon árabe. Consérvase aun un subterráneo lleno de humo, que ha tomado nombre del convento próximo y es llamado las Catacumbas de S. Diego.

El vecindario vió escuadrones de spahis, de teatrales uniformes, montados en sus caballitos nerviosos y ligeros; tiradores marroquíes con turbantes amarillos; tiradores senegaleses de cara negra y gorro rojo; artilleros coloniales; cazadores de África.

Después se dejaba ver la guardia del Jacinto, compuesta de mil esclavos negros, y así llamada por la piedra que relucía en los turbantes; y luego seguía la invencible, compuesta de tres mil africanos con escudos de plata y blandiendo azagayas de reluciente acero con astiles colorados.

Esta ancianidad se acentuaba bajo adornos extraños que no recordaban ninguna moda: trajes de colorines desteñidos que parecían cortados de un cortinaje viejo y oliendo á casa ruinosa, sombreros monumentales ó turbantes esféricos fabricados con gasas de mosquitero.

Una masa de cascos y chambergos chocaba, sobre dos navíos aferrados, con otra de turbantes blancos y rojos, y sobre ellas alzábanse mandobles y picas, cimitarras y hachas de abordaje. El disparo de cañones y trabucos cortaba con lenguas rojas el humo del combate.

23 y vuestros turbantes estarán sobre vuestras cabezas, y vuestros zapatos en vuestros pies; no endecharéis ni lloraréis, sino que os consumiréis a causa de vuestras maldades, y gemiréis unos con otros. 27 En aquel día se abrirá tu boca [para hablar] con el escapado, y hablarás, y no estarás más mudo; y les serás por señal, y sabrán que yo [soy] el SE

21 Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, y sus calzas, y sus turbantes, y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. 22 Porque la palabra del rey daba prisa, y había procurado que se encendiese mucho, la llama del fuego mató a aquellos hombres que habían alzado a Sadrac, Mesac, y Abed-nego.

Los últimos rayos del sol poniente franjaban de oro y de púrpura estos enormes turbantes formados por la niebla, parecían incendiar las nubes agrupadas en el horizonte, rielaban débiles en las aguas tranquilas del remoto lago, temblaban al retirarse de las llanuras invadidas ya por la sombra, y desaparecían después de iluminar con su última caricia la obscura cresta de aquella oleada de pórfido.

En recuerdo de la patria lejana, habíanse ceñido pañuelos a guisa de turbantes alrededor de sus purpúreos gorros, y otros más vistosos como fajas en torno a los riñones. Danzaban puestos en fila, con grandes contoneos de caderas y vientres. Sus hembras manteníanse aparte, como hijas de un pueblo en el que la mujer vive aislada, sin participación en los regocijos públicos.

Palabra del Dia

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