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Actualizado: 28 de junio de 2025
No es justo que, por seguir la opinión de Bouterwek, se consideren las farsas de Gil Vicente como las principales y auténticas pruebas de su talento, porque no se ve en ellas el arte que en la tragicomedia de Don Duardos, en punto á traza y ejecución de un plan dramático.
Al tratar ya en particular de sus dramas, hablaremos primero, como es justo, de El alcázar del secreto, el más famoso suyo en España, hace mucho tiempo. Su fábula y traza es muy ingeniosa, y hay claridad y transparencia en su desempeño, aunque se desearía que careciese de cierta tendencia á la ópera.
La novela tiene traza de idilio; pero no ideal y fantástico, sino tomado con perspicaz observación de la realidad misma y reproducido con arte atinado y sobrio. Los caracteres son verdad y tienen consistencia, de suerte que los principales personajes se diría que viven, y sus actos y pasiones interesan y conmueven.
La punta mas fina no señalará jamás un punto indivisible, ni trazará una línea sin ninguna latitud: pero en la misma superficie donde se traza, hay infinita divisibilidad, para que mi entendimiento pueda concebir en ella un caso, en que la realidad estará infinitamente cercana de la idea geométrica.
No me pareció mal la traza, y yo confieso que me incliné a ella, por hallarme con algún natural a la poesía; y más, que tenía yo conocimiento con algunos poetas y había leído a Garcilaso; y así, determiné de dar en el arte. Y con esto y la farsanta y representar pasaba la vida.
Mucho tiempo después de haber arreglado el equipaje, todavía seguía la pista de alguna traza que le pusiera en comunicación con Rosa, aunque no fuese más que por breves instantes. Después de comer, saliose a dar un paseo solitario, a ver si el fresco de los campos despertaba en su cerebro alguna buena idea. Nada; no veía ningún punto luminoso.
El criado empezó lentamente á dar la vuelta á la mesa sirviendo el primer plato del almuerzo. Ya que nadie habla en la mesa, dediquémonos un instante á observar la traza y figura de los que á ella se sientan, empezando por el conde, como jefe que es de la familia.
Isidora las miró bien; pero iba ella, a su parecer, tan mal, con tan innoble traza, que de buena gana se hubiera escondido para no ser vista de las otras. Porque la de Rufete, pobre y mal ataviada, se consideraba fuera de su centro. Su apetito de engrandecerse no era un deseo tan sólo, sino una reclamación.
Figuraba la traza ciento veinte piés de altura sobre los ciento cinco que tenia la torre, aumentando el grueso de los muros desde los cimientos por la parte esterior hasta los sesenta piés, y cerrando como caja lo antiguo del alminar que podia conservarse.
La traza de los fuegos subterráneos que se descubre por todos lados, sus sombrías rocas plutonianas, jamás fatigan, cual sucede con las interminables dunas de arena ó los sedimentos acuosos de las costas bravas.
Palabra del Dia
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