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Actualizado: 22 de junio de 2025
¡Hombre, no! exclamó riendo el banquero. ¡Hombre, sí! A mí no me importa nada que usted traiga todos los Romeos que guste.... ¿Viene por aquí su amigo Pinazo? Los que entendieron adónde iba a parar, que eran casi todos, soltaron la carcajada. ¡No viene! ¡no viene! dijo Calderón casi ahogado por la risa. ¿De qué se ríen? preguntó Pacita por lo bajo a Esperanza.
¡Hombre!... mucho más que callo quizás por no fastidiarte. Sí, ché Lorenzo, para hablar tonteras mejor es callarse... Así será... ¡tonteras! dijo Lorenzo levantándose de la mesa en momentos en que Melchor decía a José: Traiga el cognac...
Diles á esos señores tan buenos que me contesten directamente. Podría llegar el telegrama ó la carta á tu «villa» mientras tú estas fuera, ¡y yo sin saber nada horas y horas!... No; que se dirijan á mí. Todos los días, al salir, le encargo á mi jardinero que si llega un telegrama me lo traiga al Casino. ¡Figúrate mi impaciencia!... Di que vas á hacer eso. Prométeme que no lo olvidarás.
El empleado, refunfuñando, comienza a remover enormes masas de papel, y al fin extrae el codiciado expediente. ¡Vaya... aquí está! ¡Hay una reposición de sellos! ¿Qué resolución tiene, señor? No puedo decírsela hasta que no me traiga usted tres sellos. Pero señor, soy una persona... Es inútil, señora; yo no quiero que me caiga una multa... ¡Traiga usted los sellos y sabrá la resolución!
Le ruego continuó, que hasta nueva orden, no me traiga a su amigo Oliverio.
Y el domingo, se le fue encima a Loppi, que volvía con su morral a cuestas. ¡Mal marido, mal hombre, mal compañero! ¡que me vas a matar a pescado! ¡que de verte el morral me da el alma vueltas! Y ¿qué quieres que te traiga, pues? dijo el pobre Loppi. Pues lo que comen todas las mujeres de los leñadores honrados: una sopa buena y un trozo de tocino.
D. Baltasar de San Pedro Acevedo, escribano de Cámara del Rey nuestro señor y del Gobierno del Consejo, certifico que por los señores de él se ha concedido licencia por una vez al P. Juan Patricio Fernández, de la Compañía de Jesús, para que por una vez pueda imprimir y vender un libro que ha compuesto, intitulado: Relación historial de las Misiones de los indios que llaman Chiquitos en la provincia del Paraguay, con tal que la dicha impresión se haga por el original que va rubricado y firmado al fin, de mi mano; y que antes que se venda se traiga al Consejo con certificación del corrector de estar conforme á él, para que se tase al precio á que se ha de vender, guardando en la impresión lo dispuesto por las leyes de estos reinos.
Los que aun abrigan preocupaciones contra los extranjeros, pueden responder a esta pregunta: Cuando un forajido, un furioso, o un loco frenético llegase a apoderarse del Gobierno de un pueblo, ¿deben todos los demás Gobiernos tolerar y dejar que destruya a su salvo, que asesine sin piedad y que traiga alborotadas diez años a todas las naciones vecinas?
Voy a dar orden de que le sirvan un vaso de agua. Estas palabras fueron acogidas con un murmullo de aprobación. No estoy fatigado, señor presidente respondió suavemente el orador. Dejarle descansar. Que se le traiga un vaso de agua. Los espectadores, acometidos súbito de una ardiente simpatía, se convertían en madres cariñosas para el hijo del Perinolo.
Item, que si algun poeta dixere que es pobre, sea luego creido por su simple palabra, sin otro juramento ò averiguacion alguna. Ordenase, que todo poeta sea de blanda y de suave condicion, y que no mire en puntos, aunque los traiga sueltos en sus medias.
Palabra del Dia
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