Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 1 de junio de 2025
En estremo se holgaron el duque y la duquesa de ver cuán bien iba respondiendo a su intención don Quijote, y a esta sazón dijo Sancho: -No querría yo que esta señora dueña pusiese algún tropiezo a la promesa de mi gobierno, porque yo he oído decir a un boticario toledano que hablaba como un silguero que donde interviniesen dueñas no podía suceder cosa buena. ¡Válame Dios, y qué mal estaba con ellas el tal boticario!
-Mal estáis con las dueñas, Sancho amigo -dijo la duquesa-: mucho os vais tras la opinión del boticario toledano. Pues a fe que no tenéis razón; que dueñas hay en mi casa que pueden ser ejemplo de dueñas, que aquí está mi doña Rodríguez, que no me dejará decir otra cosa.
Ansiosos de difundir por el mundo esta ciencia arábigo-judaica, ya en la primera mitad del siglo XII, el arzobispo toledano D. Raimundo y sus amigos y clientes hicieron traducir, tradujeron y dieron á conocer á Francia y á otras naciones cristianas las obras y doctrinas de Al-kendi, Alfarabi, Avicena, Avicebrón y otros autores.
Los cánones mencionados del concilio de Toledo, que confirmó el compostelano hacia la misma época, y posteriormente otro toledano en 1582, no lograron, como se verá después, desterrarlos por completo de las iglesias; pero sin duda contribuyeron á que poco á poco se fuese aboliendo esta costumbre; de suerte que ya no sólo se aplaudían los autos propiamente dichos, representados hasta entonces en tablados erigidos con este objeto en diversas solemnidades religiosas, sino también las comedias divinas, que tomaron posesión de los teatros, destinados en un principio á dramas profanos.
Como "poeta toledano" es encargado Lope, en mayo de 1605, por el Ayuntamiento de la Imperial Ciudad, de dirigir la justa poética celebrada con ocasión del nacimiento del Príncipe de Asturias, después Felipe IV. En aquel mismo verano comenzó la íntima amistad de Lope con don Luis Fernández de Córdoba Cardona y Aragón, sexto duque de Sessa, relación que había de durar lo que la vida del poeta, por la cual ganó inmortalidad aquel prócer.
-No se apunte vuestra merced conmigo -respondió Sancho-, pues sabe que no me he criado en la Corte, ni he estudiado en Salamanca, para saber si añado o quito alguna letra a mis vocablos. Sí, que, ¡válgame Dios!, no hay para qué obligar al sayagués a que hable como el toledano, y toledanos puede haber que no las corten en el aire en esto del hablar polido.
Pensaba tan sólo que con un coleto de ante, un morrión y un acero toledano, escogiendo a su guisa las comarcas, hubiera hecho mucho más en bien de la Santa Fe Católica que dejando correr sus días atado con cordeles de calumnia y de estulticia a una poltrona canonjil.
Si lo sacaba de las aguas de la corrupción, «¡qué victoria, señores, pero qué pesca!». En otros casos semejantes, aunque no de tanta importancia, en los cuales había él mangoneado con todos sus ardides apostólicos, alcanzó éxitos de relumbrón que le hicieron objeto de envidia entre el clero toledano.
En propio toledano y buen romance Les dió los buenos dias cortesmente, Y luego se aprestó al forzoso lance. Y encima de un peñasco puesto enfrente Del esquadron, con voz sonora y grave Esta oracion les hizo de repente. O espiritus felices, donde cabe La gala del decir, la sutileza De la ciencia mas docta que se sabe!
Almundhyr sin embargo, mas inclinado á la paz que á la guerra, medió eficazmente para restablecer la concordia entre su padre Mohammed y el rey D. Alfonso. Con este motivo pasó á Córdoba el presbítero toledano Dulcidio, el cual cumplió su embajada tan á satisfaccion de ambos, que de vuelta á los estados de D. Alfonso se llevó consigo los cuerpos de S. Eulogio y Sta. Leocricia.
Palabra del Dia
Otros Mirando