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Actualizado: 26 de julio de 2025
Cuenta Sarmiento cómo don Pedro de Angelis, cortesano de Rosas, mostrábalo furtivamente el volumen a sus íntimos «con la cautelosa precaución del peligro de los Seyanos en la corte de Tiberio» , diciéndoles: «Esto se mueve, es la Pampa; el pasto hace ondas agitado por el aire; se siente el olor de las yerbas amargas...» . Por eso lo tradujeron a diversos idiomas, para dar a otras gentes la visión de nuestra vida pampeana y mostrar en la raíz del desierto el germen de nuestras luchas.
Nos limitaremos á contraponerle las siguientes afirmaciones: Que durante toda la Edad Media la España cristiana fué el pueblo más tolerante de toda la cristiandad: Que cuando venían cruzados á ayudarnos en la Reconquista, era menester echarlos ó luchar contra ellos, para que no matasen ni robasen á todos los judíos y mahometanos, faltando á los pactos y á la fe jurada: Que la sabiduría muslímica y rabínica y sus filósofos y doctores, en vez de ser perseguidos por los monarcas cristianos de España, hallaron con frecuencia en sus cortes protección y refugio contra las fanáticas persecuciones, ya de algunos califas de Córdoba, ya de los almoravides y almohades, en la época de las tremendas invasiones africanas: Y en fin: que esa sabiduría se difundió y se dió á conocer en el resto de Europa por medio de los cristianos españoles, arzobispos, obispos y sacerdotes casi siempre, que tradujeron, comentaron y explicaron los textos arábigos y hebráicos.
Ansiosos de difundir por el mundo esta ciencia arábigo-judaica, ya en la primera mitad del siglo XII, el arzobispo toledano D. Raimundo y sus amigos y clientes hicieron traducir, tradujeron y dieron á conocer á Francia y á otras naciones cristianas las obras y doctrinas de Al-kendi, Alfarabi, Avicena, Avicebrón y otros autores.
De esta suerte funda su modo de pensar en esta materia. «Los nombres propios ahora sean de hombres ó de lugares, ahora de cualquiera otra cosa te parecerán ásperos y de dura pronunciacion, y bien pudiera yo acomodarlos á nuestro vulgar idioma, mas tuve por mejor ponerlos en su propia voz por la confusion que la mudanza de ellos suele comunmente causar; que si los que escribieron ó tradujeron historias, guardaran la regla de nombrar siempre las personas y tierras con sus mismos términos y, voces, sin mudarlos, no hubiera en la leccion de ellos tanta confusion.»
Palabra del Dia
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