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Lleva una coraza de papel de plata y agita una bandera del tamaño de un abanico hasta el momento en que se presenta en escena un heraldo y dice al rey: Rotto e'l nemico, e Giovanna e stinta. »Llega la heroína sobre almohadones; una banda manchada de rojo indica que está mortalmente herida.

Veíamos hombres rojos como el fuego y negros como la noche, hombres peludos como monos y cuadrúpedos como perros, pigmeos del tamaño de una uña y gigantes más grandes que montañas... Y faunas y floras indescriptibles... Y hombres piedras, hombres árboles, hombres líquidos, hombres gases, hombres luminosos, hombres translúcidos y quebradizos como el cristal...

Pero la Nela soltó la mano de su compañero de aventuras, y sentándose en una piedra, murmuró tristemente: Yo no voy. Nela... ¡qué tonta eres! no tienes como yo un corazón del tamaño de esas peñas de la Terrible dijo Celipín con fanfarronería . ¡Recórcholis!, ¿a qué tienes miedo? ¿Por qué no vienes? Yo... ¿para qué?

Acostumbrados á las rudas orillas del Océano y sus eternas rompientes, los marinos bretones admiraban esta navegación fácil casi tocando la costa, viendo á sus habitantes del tamaño de hormigas. Dirigido el buque por otro capitán, hubiese resultado peligroso navegar tan cerca.

Estos, indudablemente, son de su mano . Los dos cuadros de mayor empeño que realizó durante aquel viaje fueron La túnica de José, que esta en El Escorial, y La fragua de Vulcano. Ambos tienen igual número de figuras de tamaño natural, seis cada uno; varias pintadas con los mismos modelos. El asunto bíblico de La túnica de José esta dispuesto sin gran fidelidad al sagrado texto.

¡Rafael, Rafael! exclamó la marquesa. Pero quien quedó asombrado prosiguió Rafael fue todo el mundo, y más que nadie, mi tío, cuando al cabo de nueve meses la Cabeza de Vaca dio a luz un pequeño Santa María, tamaño como un abanico, y que parecía engendrado por una X y una Z, La Cabeza de Vaca se puso más oronda que la de Júpiter cuando produjo a Minerva.

Dicen que en el mundo no hay edificio más bello que el Partenón, como que allí no están los adornos por el gusto de adornar, que es lo que hace la gente ignorante con sus casas y vestidos, sino que la hermosura viene de una especie de música que se siente y no se oye, porque el tamaño está calculado de manera que venga bien con el color, y no hay cosa que no sea precisa, ni adorno sino donde no pueda estorbar.

A partir de aquella misma tarde, Kotelnikov empezó a hacerle la corte a una negra, miss Korrayt, que tenía lo blanco de los ojos del tamaño de un plato y la pupila no más grande que una olivita. Cuando, poniendo tal máquina en movimiento, jugaba ella los ojos con coquetería, Kotelnikov sentía recorrer su cuerpo un frío mortal y flaquear sus piernas.

En la última procesión que vimos el año 1876, contamos 19 pasos, conteniendo algunos de ellos en sus plataformas hasta 12 figuras de tamaño natural profusamente recargadas de valiosos metales y preciosas telas. La verdad histórica, volvemos á repetir, está completamente olvidada en aquellas figuras.

¿Falleció?... ¡Ay, no lo sabía! replicó Ponte muy cortado . ¡Pobre Rafaelito! Cuando yo estuve en Ronda el año 56, poco antes de la caída de Espartero, él era un niño, tamaño así. Después nos vimos en Madrid dos o tres veces...