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Actualizado: 22 de mayo de 2025
Para el jugador, D.ª Feliciana era un ser despreciable, como todos los de la creación, pero que le comprendía, alcanzando el valor de sus frases. En muchas ocasiones, pues, y cuando se enredaba en los pliegues de un humorismo harto sutil, Paco se veía en la necesidad de hablar sólo para doña Feliciana.
Los pinares rivalizan con el mar en emanaciones saludables: las que le son propias, resinosas, son tonificantes como las que despide el mar, y carecen de acritud. Ellas penetran nuestro ser, se introducen por todos los poros, modifican la sangre, la salubrifican perfumándonos con un aroma sutil.
Don Juan, de hongo y capa, impaciente y nervioso, aguarda en el sitio y hora que le marcaron. En un reloj cercano da el cuarto para las once. Del Guadarrama, y haciendo escala en la Punta del Diamante y la Garita del Diablo, viene un norte sutil y helado que traspasa los tuétanos.
Total, que la noticia llegó a la sutil oreja de doña Lupe a los tres días de haber salido del labio tímido de Rubinius vulgaris. Cuentan que doña Lupe se quedó un buen rato como quien ve visiones. Después dio a entender que algo barruntaba ella, por la conducta anómala de su sobrino. ¡Casarse con una que ha tenido que ver con muchos hombres! ¡Bah!, no sería cierto quizás.
Señora: por la belleza de toda melancolía; por la vesperal tristeza de mi ruta; por la fría cerrazón de mis mañanas; por las rosas que en Abril mueren solas y tempranas; por toda brisa sutil que besó flores amargas; por toda negra visión y por las horas ¡tan largas! en que espera el corazón; por los escollos adversos donde se estrella mi esquife; por mis lágrimas y versos y por el mismo arrecife, libértame del delito de hablarte a veces en prosa; libértame, y pues contrito estoy de mi culpa odiosa, guárdame en tu corazón y en tu memoria también, y dame tu bendición por siempre jamás.
Ninguna le igualaba en esbeltez y delicadeza: vestía con suma gracia y sencillez, y bailaba el minueto da una manera tan sutil y ligera, que aparecía del modo menos terrestre que es posible en la figura humana.
Parece ser que en otro aposento que junto al de don Quijote estaba, que no le dividía más que un sutil tabique, oyó decir don Quijote: -Por vida de vuestra merced, señor don Jerónimo, que en tanto que trae la cena leamos otro capítulo de la segunda parte de Don Quijote de la Mancha.
La que á mí más me interesa, repuso Roger jovialmente, es que con el arenque venga también una rebanada de pan. ¿Lo ves, gandul? preguntó Colás al otro estudiante. ¿No te he dicho cien veces que el ingenio y la gracia en el decir me rodean como un aura sutil y que nadie se me acerca sin dar á poco muestras evidentes de la agudeza que en mí rebosa?
Sólo les separaba de él una cortina sutil e impenetrable, que cayendo desde la techumbre hasta el suelo, semejaba el velo de un lugar sagrado. Ninguno se atrevió a descorrerla, y absortos de estupor, febriles de impaciencia, esperaron, fija la vista en los amplios pliegues que ponían estorbo a sus deseos.
¡Ah! pero entonces el terrible sueño que me oprimía como una piedra, se deshizo como un vapor sutil y desperté... ¡Oh! ¡qué íntima, qué inmensa alegría inundó mi ser, cuando pensé que Valentina era libre! Mi vida no cambió mucho por cierto con el casamiento de mi tío Ramón.
Palabra del Dia
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