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Actualizado: 15 de junio de 2025
Mejor harían en darse una vueltecita alrededor de ellas mismas, pues no es muy chic ir siempre a los bailes con el mismo dominó blanco, de modo que al entrar con la careta puesta, toda la pollería gritaba: «¡Ya están ahí las de López!» Aparte de estos disgustos colectivos, las dos niñas los sufrían también particularmente.
Con este designio dirigió su marcha hacia el pueblo de Lampa por Calapuja, obligándole á seguir esta ruta los clamores de una muger, que le representó las muchas violencias que sufrian en aquel pueblo, por una partida de 300 indios, gobernados por Ingaricona.
Dios lo tenga en su gloria. ¡Tan güeno!... ¡Tan trabajaor! En veinte años de vida común no la había dado otros disgustos que los que sufrían las demás mujeres del barrio.
¡Cuántos judaizantes no sufrian entonces con el mayor esfuerzo la horrible muerte que les era destinada por los inquisidores! La Catalina al lamerla las llamas gritó repetidas veces que la sacaran de allí aunque siempre pertinaz en no invocar á Jesus. Valls al llegarle la llama se defendió, se cubrió i forcejó como pudo hasta que no pudo mas.
Durante varias noches observó Cristeta que su amante volvía a estar caviloso, y que sus impulsos amorosos sufrían intervalos en los cuales se quedaba ensimismado y triste. La verdad era que al pobre conquistador le costaba esfuerzo y pena fingir preocupación y mal humor: lo de tener que ponerse melancólico entre dos caricias, le iba pareciendo intolerable.
Sentían impetuosamente las necesidades primarias de la vida animal: el hambre y el amor; sufrían rabiosamente la crueldad de enfermedades y dolores; se batían entre ellos á muerte por la comida ó por la hembra; pero todo esto en absoluto mutismo, sin los aullidos de triunfo ó de agonía con que acompañan los animales terrestres iguales manifestaciones de su existencia.
Pero quedaba lo difícil: el peligro de tropezar con las rondas volantes que no habían participado del soborno y se esforzaban por cortar el paso a los defraudadores y hacer buena presa de sus cargas. Los caballistas infundían miedo porque contestaban a tiros al ¡quién vive!, y eran los indefensos mochileros los que sufrían toda la persecución.
Pero con el indio trabajaban obreros españoles, mineros enviados de la Península, que sufrían tanto o más que ellos... Siempre tendrá la humanidad que realizar, para vivir, pesados trabajos, abrumadoras funciones.
Las Cortes Constituyentes eran un volcán, un respiradero del infierno para las negras sotanas que formaban corro en torno del periódico desplegado. Por cada satisfacción que les proporcionaba un discurso de Manterola, sufrían disgustos de muerte leyendo las palabras de los revolucionarios, que asestaban fuertes golpes al pasado.
A las 4 de la tarde mandó el corregidor tocar llamada, para que las milicias se juntasen; en efecto obedecieron, siendo muy pocos los que hicieron falta; pero con la circunstancia de no querer entrar en el cuartel, y si mantenerse divididos en trozos por las esquinas de la plaza, hablando entre ellos de la supuesta traicion, y lo que habian de practicar; y no descuidándose Pagador en su comision, recordó los hechos de José Gabriel Tupac-Amaru, apoyando su conducta contra el Soberano, las vejaciones que sufrian por el mal gobierno de sus ministros, los insoportables pechos, que con motivo de la guerra con los ingleses, imponian á los pueblos, y otras razones eficaces para conducir los ánimos al fin que se habia propuesto.
Palabra del Dia
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