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En cuanto a Webster, el regente, lo tomó con más sangre fría: felizmente ignoraba que durante dos días los chinos de los lavaderos, de las minerías, de las cocinas, miraban por la puerta de los talleres con la cara radiante de malicia; incluso que nos hicieron un pedido de trescientos ejemplares sueltos de La Estrella del Norte, para los lavaderos de la población.

Ellos sirven de diversión en las convulsiones y estertores de la agonía; derraman por la arena su sangre y sus entrañas; se pisan al andar el redaño y los sueltos intestinos, y andan, no obstante, a fuerza de los espolazos del picador y en virtud de los palos que sacude en sus descarnados lomos un fiero ganapán, quien innoble y grotescamente va por detrás dando aquella paliza, a fin de aumentar el dolor y sacar del dolor un resto de movimiento y de energía en un ser moribundo, que, si no tiene pensamiento, tiene nervios y siente como nosotros.

Guiábalas un venerable viejo y una anciana matrona, pero más ligeros y sueltos que sus años prometían. Hacíales el son una gaita zamorana, y ellas, llevando en los rostros y en los ojos a la honestidad y en los pies a la ligereza, se mostraban las mejores bailadoras del mundo. Tras ésta entró otra danza de artificio y de las que llaman habladas.

Y era menester que en la primera tragedia se diesen ya cosas que presupusiesen y preparasen la segunda, dejando no pocos cabos sueltos que enlazasen después la una con la otra. No nos fijemos ahora en estos cabos. Aislada la fábula de los amores de FAUSTO y Margarita, su disposición y desenvolvimiento merecen más elogio que censura.

Estaba desatando los lazos de las trenzas... Quería ver otra vez tus cabellos sueltos. No hay espectáculo que me cause más placer. ¡Si es capricho, yo las desataré!... Aguarda dijo la niña, que estaba orgullosa, y con razón, de su pelo. ¡Oh, qué hermosura! ¡Esto es un prodigio de la naturaleza! exclamó Gonzalo, introduciendo en él sus dedos.

Al norte de estos rios es mucho mejor el terreno, y la yerba alta y verde, hasta el pié de las montañas. No hay bosques ni árboles sueltos, pudiendose ver las montañas en dia claro á distancia de 20 leguas, sin embargo de no ser muy altas: tan llano y anivelado está este pais. Estas montañas estan dispersas, y sus valles intermedios son muy hermosos.

La felicidad también produce insomnio. No faltaba para completar la mía sino que Gloria hubiese asistido a mi triunfo. Pero me consolaba la idea de que los periódicos darían cuenta de él, y aun lo abultarían, como suelen, proponiéndome llevarle recortados los sueltos o los artículos, si a tanto llegaban.

Nuestras novelas picarescas son cuentos de refectorio inventados a la hora de la digestión, con los hábitos sueltos, las manos cruzadas en la panza y la triple barbilla sobre el escapulario.

Parecía como que de adentro empujaba alguien a las gentes. Cuando una banda sonaba a distancia, como si estuviera yéndose, los muchachos, aun los más crecidos, corrían tras ella, con la cara angustiada, como si se les fuera la vida. Y los más pequeños, cruzando de un lado para otro, mirados desde los balcones, parecían los granos sueltos de un racimo de uvas.

Pie á tierra y carabina en mano, vigilaban detrás de este obstáculo la faja blanca del camino que se elevaba solitario entre dos colinas cubiertas de árboles. De tarde en tarde sonaban disparos sueltos, como chasquidos de tralla. «Los nuestros», decían los dragones. Eran los últimos destacamentos que tiroteaban á las avanzadas de hulanos.