Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 14 de junio de 2025


La pendiente submarina, suave hasta este límite, se acentuaba, descendiendo rápidamente á los abismos oceánicos, y esta parte del mar la casi totalidad del Océano , inmensa masa de agua sin luz, sin olas, sin mareas, sin corrientes, sin oscilaciones de temperatura, era la llamada zona abisal. En el litoral, las aguas, saludablemente agitadas, cambiaban de salinidad según la cercanía de los ríos.

El deber del transporte era ir siempre adelante, ciego y sordo, sin salirse de la formación, sin detenerse, hasta conducir al puerto terminal la fortuna que llevaba en sus entrañas. Esta marcha en convoy, impuesta por la guerra submarina, representaba un salto atrás en la vida de los mares.

A fin de refrescar un poco el interior, corrió Artegui las cortinillas todas ante los bajos vidrios, y una luz vaga y misteriosa, azulada, un sereno ambiente, formaban allí, algo de gruta submarina, añadiendo a la ilusión el ruido del tren, no muy distinto del mugir del Océano.

En la primitiva edad del mundo los numerosos volcanes de que está sembrado tenían una acción submarina mucho más poderosa que ahora. Sus fisuras, sus valles intermedios, permitieron al mucus marítimo acumularse por capas, electrizarse de las corrientes. Sin duda que allí se asió la gelatina, fijóse, se afirmó, inquietóse y fermentó con toda su vigorosa potencia.

Con sus flotadores errantes ha afirmado de un modo cierto los viajes circulares de las corrientes atlánticas; con sus sondajes minuciosos reveló los misterios de la vida submarina en los diversos pisos de la masa oceánica. Los sabios han podido navegar y estudiar sin apremios de economía gracias á él.

Luego llenaban sus vientres otra vez con los residuos de la guerra, armas necesitadas de reparación, hombres destrozados, y emprendían su viaje de vuelta. Estos cargamentos, traídos obscura y modestamente á través del mal tiempo y la amenaza submarina, preparaban la victoria.

Océano era un viejo dios de luengas barbas y cornuda la cabeza, que vivía en una caverna submarina con su mujer Tetis y sus trescientas hijas las Oceánidas. Ningún argonauta se atrevía á ponerse en contacto con estas divinidades misteriosas. Sólo el grave Esquilo había osado representar á las Oceánidas, vírgenes verdes y sombrías, llorando en torno del peñón en que estaba encadenado Prometeo.

Bajaban de Beausoleil, subían de La Condamine, llegaban del peñón de Mónaco. Por primera vez después de cuatro años, se iluminaban de arriba á abajo las fachadas del Casino, de los hoteles y cafés. La plaza estaba repleta de gente. Todos parpadeaban deslumbrados, después de la larga noche en que les había tenido sumidos la amenaza submarina.

Palabra del Dia

vorsado

Otros Mirando