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Actualizado: 9 de mayo de 2025
Emma y Serafina hablaron algunos minutos solas entre las colgaduras de un balcón, sonriéndose, como acariciándose con ojos y sonrisas; las vio de lejos Bonis, pasó cerca de ellas, y ni una ni otra notaron su presencia; volvió a alejarse y a contemplar su obra desde un rincón.
»Ya estaba armada de punta en blanco: nuevas combinaciones de luces y de espejos para verme a mi gusto por todas partes, y ensayar actitudes, movimientos y sonrisas, y sorprender a hurtadillas la grata impresión de todo ello en las caras de las tres espectadoras.
Pero él no guardaba nada; todo era poco para atender á sus compañeros, hijos de familias pobres ó que estaban solos en el mundo. Su munificencia se había extendido desde su grupo á la compañía, y de ésta á todo el batallón. Don Marcelo adivinó una popularidad simpática en las miradas y sonrisas de los soldados que pasaban junto á ellos. Era el hijo generoso de un millonario.
El dolor tiene su fascinación como el placer, y las lágrimas seducen lo mismo que las sonrisas. Tomé, pues, el sombrero y me largué al Muelle. Una apiñada multitud de gente de pueblo se revolvía, gritaba, lloraba é invadía la última rampa, á cuyo extremo estaba atracada una lancha.
Rosalía apretaba los dientes, haciendo cuantas muecas fueron necesarias para imitar sonrisas. «Debo estar echando espuma por la boca pensaba . Si no me voy pronto de aquí, creo que me da algo».
Como no había nadie más que él en calidad de mero espectador del ensayo, el tenor no tardó en notar su presencia y sus sonrisas, y al poco rato ya le consagraba a él, a Reyes, todos sus concetti. Tanto se lo agradeció Bonifacio, que al tiempo de levantarse para salir del palco deliberó consigo mismo si debía saludar al tenor con una ligera inclinación de cabeza.
Creo, señor cura, que es usted tan insoportable como mi nieta... ¿Cree usted? preguntó el cura con una de esas buenas sonrisas de que él tiene el secreto. Y yo que me hacía ilusiones... La abuela movió la cabeza con expresión de duda, lo que puso el colmo a la alegría del cura, pues es éste tan feliz como un rey cuando puede contrariar a la abuela.
Quisiera poseer en este momento la voz de un ángel, porque los ángeles sólo deben escuchar a los ángeles. El piropo produjo excelente efecto en la parte femenina del salón. La parte masculina lo recibió con sonrisas burlonas. Siempre hemos tenido gusto en escucharle; ya lo sabe usted. Porque siempre va unida a la belleza la bondad.
Una máquina para ese anciano débil y enfermo a quien arrastro por los salones, por las calles y por el mundo entre las burlas y las sonrisas de todos los que nos miran y nos encuentran. ¡Blanca! ¡Ah!
Sus sonrisas, sus palabras, su modo de marchar por la cubierta hacia las cámaras del buque, denotaban una resolución de dar fin cuanto antes á su larga resistencia, cediendo á los deseos del marino. A pesar de los anteriores fracasos, éste sintió de nuevo la alegría del triunfo. «¡Ahora va á ser!
Palabra del Dia
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