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Actualizado: 2 de julio de 2025
Fernanda no había presenciado nada de esto. Estuvo a primera hora en el bosque, haciendo de ninfa pudorosa como sus compañeras; pero cansada pronto del papel, se apartó de ellas y comenzó a discurrir por los lugares más solitarios.
Hasta afirmaban que surgía á veces en los lugares más solitarios del río, como un fantasma hermoso y fatal, peinándose los rubios cabellos ó pintándose el rostro; y esta aparición era terrible para los que la veían, pues significaba un anuncio de próxima muerte.
Haría oposiciones a una cátedra; le admirarían los compañeros, algún profesor de carácter huraño le daría su voto, pero el resultado seguro era no conseguir nada. Los solitarios como él, sin protectores, sin atractivo social, estaban desarmados para la lucha diaria: su destino era morir.
Esos solitarios se comunican muy poco en vida, empero existe la fraternidad para ellos por la muerte, y el joven que sobreviene y encuentra la obra medio acabada, goza de las fatigas de su antecesor bendiciendo su memoria. No creáis que se trate de golpear y sólo golpear. Su trabajo es un arte.
No le pasaría tal ahora me objetó Mari Pepa , si se hubiera casado a tiempo, para vivir como Dios manda. ¿A qué diantres quieren el saber y los posibles cuando se ven solitarios de familia y mozones de casa abierta?... Pues mire, don Marcelo: dicen que para estas casas, por muy cerradas que estén, siempre tiene el diablo una llave.
Mesas derribadas, sillas desvencijadas, botines solitarios en medio del cuarto y en los rincones, sobre los revueltos lechos, los combatientes inertes, exhaustos. El cuarto diplomático había sido respetado, y ganamos nuestras camas con la sensación deliciosa del peligro evitado.
Indudablemente, una mujer. Los balcones solitarios empezaron á poblarse de cabezas femeninas que seguían sus evoluciones con el rabillo de un ojo. Se levantaron muchos visillos, marcándose detrás de los vidrios pupilas interrogantes y bocas sonrientes. «¿Será por mí?...» Esta pregunta muda parecía extenderse de fachada en fachada.
Dio la vuelta con presteza y se puso a marchar agitadamente por los caminos más solitarios del parque, presa de una violenta cólera. ¡Miserable...! ¡traidor...! ¡granuja...! ¡Después de lo que yo he hecho por él! Iba murmurando por intervalos estas y otras frases por el estilo. Recordaba los favores que había hecho a García sin pensar, por supuesto, en los que éste le había hecho a él.
Julián penetró en él con el alma en un puño. Cruzó rápidamente el helado zaguán, la cavernosa cocina, y, atravesando los salones solitarios, se apresuró a refugiarse en la habitación de Nucha, donde acostumbraban servirle el chocolate por orden de la señorita. Encontró a ésta algo más desemblantada que de costumbre.
Cuando llegaron a lo más hondo de la playa, donde los peñascos se erguían solitarios, y el ruido del mar ensordecía y espantaba, y ya no se escuchaba la algazara de los niños ni se descubría rastro alguno de hombres, volvióse Tapón lleno de zozobra y miró a su compañero tímidamente; mas este, empujándole hacia adelante, le dijo: ¡Anda!... ¿Tienes miedo?...
Palabra del Dia
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